Dato curioso #️⃣0️⃣9️⃣ 👀🔥💥⚔️ Caroline fue desligada de la casa de marqueses del Norte en Maita, los Forsten. Esto por su mismo padre. Ella YA NO pertenece a ellos. Sin embargo, el Rey Landel Lamparth de Maita, NUNCA la desligó del Reino. Ella debería enfrentar un juicio en Maita si se descubre que apareció.
—Camil, hay algo que debo decirte —habló el Rey Jhonn, su voz era un susurro grave que resonaba en el espacio entre ellos. Caroline levantó la vista hacia él, sus ojos verdes limón brillaban con una mezcla de miedo y esperanza. —¿Qué sucede, su majestad? —preguntó ella con cautela, temiendo y anhelando su respuesta al mismo tiempo. Jhonn suspiró, luchando contra el deseo abrumador que sentía por ella. Sabía que debía mantener su compostura; después de todo, aún no era el momento de revelarle que conocía su verdadera identidad. —Desde que entraste en mi vida, todo ha cambiado —expresó el Rey Jhonn, su mirada nunca dejaba la de ella, aunque la expresión de él era seria y fría, le hablaba con la verdad. Caroline sintió cómo su corazón se aceleraba con sus palabras. Había algo en la forma en que él la miraba que le hacía ilusionarse. —Disculpe, su majestad. ¿Cambiar cómo? —preguntó ella queriendo profundizar en el tema. —Con un "cambio", me refiero a que empezó siendo algo
Caroline miró fijamente el vaso que contenía la medicina, su contenido burbujeando ligeramente. Con un movimiento rápido y decidido, esa concubina Real, dejó caer el vaso al suelo, donde se estrelló y esparció su contenido por el frío mármol. CLANK~ Se produjo un fuerte sonido cuando terminó el cristal roto esparcido por el piso. Jhonn, con los puños apretados y la ira marcada en su rostro, se acercó a ella rápidamente, apoyando sus manos en los descansa brazos del sofá individual donde ella se encontraba sentada. —¿Por qué lo tiraste? —preguntó él, con una voz que apenas contenía su furia. Caroline levantó la mirada desafiante. —Lo tomaré… —dijo ella con firmeza— Pero solo si me dejas quedarme contigo en tus aposentos reales a partir de este momento. El doctor Alejandro Wextell, que había observado la escena en silencio, no pudo evitar soltar una risa disimulada ante la audacia de la concubina Real. Jhonn lo miró fríamente antes de exhalar lentamente y volver su atención
El Rey Jhonn Cuarto Wiztan, se giró viendo fijamente a esa concubina Real, que yacía en el piso de rodillas, llorando desconsolada mientras veía en dirección al suelo. Su pequeña figura temblorosa y frágil, luciendo ese pomposo vestido celeste, sus manos enguantadas de blanco en puños reteniendo su enojo y desesperación, sin poder ocultar la tormenta de emociones que la invadían rompiendo su corazón. La habitación se llenó de un silencio pesado, roto solo por los sollozos de esa concubina Real. —Caroline… —la voz de Jhonn era apenas un susurro, pero cargado de una intensidad que nunca antes había mostrado. Ella levantó la vista, sus ojos verdes limón hinchados y rojizos se encontraron con los de él, llenos de una determinación feroz. Caroline se congeló al escuchar su nombre verdadero en labios del Rey Jhonn. Aún en lágrimas parpadeó varias veces confundida… Estaba convencida que había escuchado mal o que él estaba por burlarse de ella. Conmocionada por el peso de sus e
La habitación se llenó de un silencio cargado de emoción, roto únicamente por el suave sonido producido por el roce de las telas de sus ropas y el latido de dos corazones. Caroline, aún sobre Jhonn, sentía cómo cada respiración de él levantaba su cuerpo en un vaivén rítmico. La proximidad de sus cuerpos desataba sensaciones que los envolvía en un torbellino de deseo, pasión y anhelo… —Caroline, mi querida Cari… —susurró el Rey Jhonn Cuarto, con un tono dulce en su voz, sus ojos brillando con una mezcla de amor y dolor—. No sabes cuánto he deseado este momento, cuántas noches he soñado con tenerte así, tan cerca que puedo sentir el calor de tu alma —decía él mientras sus manos seguían aferrándose a esa hermosa joven rubia. Ella lo miraba fijamente con sus grandes y cautivadores ojos verdes limón, reflejando una intensidad y ansiedad… Ansiosa de envolverse en la calidez de la piel desnuda de ese Rey, abrazarlo, besarlo, sentir sus cuerpos siendo uno solo. En ese instant
—¿Qué… Qué quería ella…? —le preguntó Caroline a Jhonn con inquietud. El Rey Jhonn hizo una expresión seria, segundos después exhaló y soltó a Caroline. —Lo de siempre. Una Reina puede enviar cartas al Rey con frecuencia y pedidos entre ellos "invitaciones" a su castillo a "pasar la noche", aunque básicamente es- —Sé lo que es… —interrumpió Caroline a Jhonn, ahora quedando frente a ese Rey con una pequeña distancia de menos de un metro— ¿Qué le dijiste? El Rey Gorianito se cruzó de brazos, un poco incómodo. —¿En serio vas a comenzar a interrogarme? —¡Por supuesto, Jhonn! ¡Eres mío! Él no pudo evitar esbozar una sonrisita. —La rechacé, como siempre. —¿Cómo siempre…? ¿Aún no has tenido… No te has acostado con Jazmín Rivertia? Jhonn Cuarto, negó de inmediato. —Nunca —recalcó fríamente ese gobernante Gorianito—. Mi propósito con ese matrimonio jamás fue algo sexual o reproductivo. Quiero Firgin para Gorian, lo quiero sin intervención de los que quedan del Linaje R
Caroline guardó silencio, congelada ante sus propias palabras, y tragó saliva nerviosa. —¿De qué… De qué hablas…? —le preguntó ella titubeante y haciéndose la desentendida. —Acabas de insinuar que habían otros candidatos. ¿Quién es? ¿Dimitri? ¿Qué tanto tú y ese hombre- —¡Nada! —interrumpió Caroline a Jhonn— ¡No pasó nada! —gritó ella alarmada negando todo, aunque su mirada, decía otra cosa… —¿Entonces porqué te exaltas? ¿Por qué te pones nerviosa? —le preguntó Jhonn apoyando sus manos en los brazos de Caroline, como si quisiera retenerla por si ella intentaba huir—, sé que eras pura cuando te tomé. Pero… ¿Qué tanto te dejaste de él? —¡Tú te casaste tres veces, Jhonn! ¡Tuviste numerosas amantes y tienes tres hijos! ¡No puedes juzgarme por… —Caroline guardó silencio al ver la fría expresión de ese alto hombre frente a ella que la retenía con firmeza. La concubina Real tenía su vestimenta de la parte superior hecha un desastre permitiendo una vista mayor de sus senos. Su ro
Caroline apartó la mano que ese Rey tenía puesta con delicadeza sobre su pecho izquierdo. —En ese caso… —susurró ella— No quiero hacerlo. Ve a la otra habitación. Jhonn alzó una ceja sorprendido. Era la primera vez que era rechazado y por supuesto, la primera que Caroline lo hacía. —¿Es un castigo? —le preguntó él de inmediato. —¿Un castigo? ¿Por qué querría yo castigarte? —le preguntó ella aún maliciosa. Por supuesto, Caroline podía estar locamente enamorada. Podía estar deseando que Jhonn le hiciera el amor. Podría haberlo perdonando ciegamente de todo lo que le hizo… Pero… Pero esa bella Maitana merecía darse a respetar, no… Ella realmente sí quería ser respetada. Qué él vea que tenía que respetarla, que no era una más de sus amantes ni de sus mujeres bajo su control absoluto. ¡Le daba igual si las Gorianitas tenían que ser sumisas ante sus hombres Gorianitos! ¡Ella NO ERA ninguna Gorianita! Era una Maitana y aunque no era una nacionalista empe
************••••••••••************ >>> Caroline: Mis lágrimas surgían de manera natural. Frente a mí, de rodillas, veía a Jhonn. Mi Jhonn… Ese que por tantos años amé y aún sigo amando. En el pasado me enojé, le deseé lo peor, pero… Mi débil corazón se arrepintió de ello. Él se puso nuevamente de pie y con una cálida sonrisa acarició mi mejilla… Provocando que sienta el tacto cálido de su mano. Levanté mi mirada y lo veía hacia arriba. Él creció bastante, había cambiado mucho, pero su amor por mí parecía seguir intacto. Jhonn me dió la espalda y se retiró de su propia recámara. Fue cuando en mi corazón un doloroso vacío me sumergió en la tristeza. ¿Me sobrepasé? ¿Hice mal…? Me sentí molesta y lo rechacé. Él fue muy cruel conmigo y al menos quería hacerle entender que no podía tratarme como quisiera… Pero… Ah… Me duele. Duele demasiado. Es una sanción asfixiante que invade todo mi ser… Coloqué mi mano derecha sobre mi pecho izquierdo sin