En su estudio, Evelyn observa el lienzo en blanco frente a ella con el ceño fruncido. No le dieron una medida a utilizar, por lo que ella se ha decidido por una medida típica para una pintura del tamaño real de una persona. El lienzo tiene alrededor de ciento ochenta centímetros de alto y noventa centímetros de ancho. Es un poco más alto que ella y solo unos centímetros más pequeño que Wilhelm. No suele utilizar mucho ese tamaño a menos que sean trabajos para la universidad, pero sabe que entre más espacio tenga, mayor detalle podrá imprimir en la pintura.Evelyn fulmina con la mirada la blancura del cuadro. Tiene puesto un short de lona y una playera blanca junto a un par de botas bajas. Todo su atuendo está repleto de pequeñas gotas de pintura por el trabajo que ha realizado en los últimos días, pero no le importa. El usar gabacha siempre le ha incomodado y realmente solo la usaba en la universidad para evitar tener que comprar ropa nueva cuando no le alcanzaba.Por la mañana, se h
Para la ocasión, Evelyn siente la necesidad de lucirse.Su vestido, confeccionado en tonos champán, tiene un escote halter que hace que su torso se vea más definido, realzando su feminidad con gracia propia de la esposa de un empresario como Wilhelm. Tiene unas mangas largas y transparentes, adornadas con un encaje intrincado, añadiéndole un toque más sofisticado al vestido y alejándolo de la vulgaridad. La falda fluye con una caída elegante, extendiéndose hasta el suelo con pliegues suaves y sutiles. En su baño, Evelyn prueba caminar frente al espejo, observando la manera en la que cada movimiento deja de tras de sí el destello de tela. Es la parte trasera, sin embargo, lo que más le gusta: hay un escote en forma de V invertida que acentúa cierta sensualidad en ella.Camina hacia su tocador y busca por entre sus accesorios. Se decide por unas joyas en su cuello y muñeca. No sabe si son diamantes, pero brilla lo suficiente para llamar la atención y está casi segura de que son un regal
La comida comienza a repartirse por todas las mesas y Reece es completamente insoportable durante todo el tiempo que tiene a Evelyn en su presencia.Evelyn trata de no tomárselo personal, puede entender perfectamente su recelo: la chica por la que Wilhelm Evans cambió un gran puesto en su empresa gastronómica inglesa y que posiblemente sea su enemiga más directa. Liam ya se lo ha dicho antes, a los ojos de esos tres despiadados socios, ella es nadie y aunque ahora están seguros de que no es mala en sí, eso no implica que confíen en ella. Evelyn es consciente y se mantiene firme bajo los ojos fríos de Lorenzo y el ceño fruncido de Reece que, cuando no está viendo su celular, se limita a mirarla mal y platicar con Wilhelm en susurros. Ella se arma con valor y los ignora olímpicamente a ambos, solo reaccionando bajo las miradas ocasionales que Wilhelm le lanza, como si quisiera asegurarse de que sigue ahí con él.Sin embargo, Liam no baja el tono ni minimiza su presencia como los otros t
Liam coloca su mano en la cintura de Evelyn y la atrae hacia sí con algo más de delicadeza de lo que Evelyn se espera. A su alrededor, las personas comienzan a unirse a ellos en la pista de baile y las luces, que durante la cena estuvieron en su máximo esplendor, decaen un poco, dando paso a un ambiente más íntimo que, con la cercanía de Liam, hace incomodar un poco a Evelyn.—Ah, ¿te molesta algo, cariño? —susurra Liam, cerca de su oído. Es más alto que Evelyn, aunque sea el más bajo de los socios de Wilhelm, así que él tiene que inclinarse para hablar con ella—. ¿Acaso no te gusto lo suficiente para que disfrutes bailar conmigo?—No te entiendo —Evelyn masculla, manteniendo la sonrisa en su rostro para evitar llamar la atención de la gente que, como comprueba mientras se mueve por la pista, no les quitan los ojos de encima.—¿Qué cosa?—A ti. Eres amable conmigo, incluso bueno algunas veces y luego, cuando estás con Lorenzo o Reece pareces cambiar totalmente tu trato conmigo—Evelyn
El desayuno que Chloe les prepara es tan delicioso como de costumbre y Evelyn se relame los labios cuando termina el postre.Wilhelm, a su lado, se ríe suavemente.—Tienes algo de chocolate en la barbilla —dice y Evelyn se queda quita mientras él pasa una servilleta con suavidad por sobre su piel.Evelyn, sin poder evitarlo, se estira hacia Wilhelm y deposita un suave beso en sus labios. Wilhelm parece complacido y se termina su café sin problemas.—¿Pintarás algo hoy?—Tengo un par de pedidos pendientes. Mi perfil de eBay comienza a hacerse famoso luego del cuadro que pinte hace unos días. ¿Recuerdas? El retrato de la familia con sus siete hijos.—Sí. Te quedó espectacular, lo recuerdo.—Bueno —Evelyn se sonroja levemente—. Al parecer son una familia de influencers o algo parecido. Viven en Arizona y subieron una foto del cuadro a sus redes sociales y desde entonces varios han preguntado por trabajos parecidos.—Me alegro mucho, querdia Evelyn. Es bueno verte tan feliz.Lo cierto es
—¿Bueno? —Liana contesta al tercer timbre —. ¿Es acaso Evelyn Taylor, la chica que se hace llamar mí mejor amiga pero que no me ha llamado en casi tres días?—Liana…—¡No! Yo sé que tienes un suggar daddy ahí contigo y que tienes que complacerlo carnalmente para poder darte tus lujos, ¡pero yo soy tu mejor amiga! ¿Sabes que hice para vengarme? Me gaste una buena cantidad de billetes de tu hombre, con la tarjeta que él me dio en forma de sacrificio, y no me arrepiento de nada.Evelyn se queda en silencio un momento, pero las dos amigas no tardan en estallar en carcajadas.—¡No es mi suggar daddy!—¿Enserio, Evelyn? —Liana se escucha divertida —. ¿No tiene el doble de tu edad, mucho dinero y te compra lo que sea que le pidas?—No le pido nada, tengo mi propio dinero.—No negaste todo lo demás.—Creo, que eres tú la que quiere un suggar daddy.—Ah, yo tampoco voy a negar eso.Evelyn no puede evitar reírse de nuevo. El estrés que la última hora le ha causado parece disminuir levemente. La
Evelyn desciende del lujoso automóvil y observa con admiración el imponente edificio de la compañía de exportación e importación de su esposo. El edificio, situado en el corazón de Los Ángeles, se alza majestuoso y moderno, un testimonio de la importancia y el alcance global de la empresa Evans. El exterior del edificio es una combinación perfecta de arquitectura contemporánea y elegancia empresarial. Las paredes de cristal tintado reflejan el resplandor del sol de California, mientras que la fachada de acero y granito da una impresión de solidez y seriedad en los negocios. Unas elegantes letras doradas en la entrada proclaman el nombre de la compañía, “Evans & Socios”, destacando su renombre en el mundo empresarial, especialmente con los aliados de Wilhelm.—¿Todo bien, señorita? —la voz de Mark detrás de ella sobresalta a Evelyn. No se ha fijado que él también está fuera del auto y que la mira con preocupación.—Sí, Mark. No es nada.—¿Quiere que la espere? —Evelyn da una mirada al
Mientras Evelyn sube por el ascensor en el impersonal edificio de oficinas, siente cómo sus manos se aferran al pasamanos con una tensión casi dolorosa. El zumbido mecánico que acompaña su ascenso parece amplificar sus nervios, y su mente da vueltas a todas las posibles situaciones que la esperan en cuanto tenga a Wilhelm frente a ella. Su corazón late con una mezcla de anticipación y ansiedad, y sus ojos, fijos en las cifras que indican los pisos, parecen no querer moverse. Su respiración se hace más superficial, y solo puede esperar que la incómoda travesía vertical llegue a su fin pronto.De hecho, le toma un momento darse cuenta que Liam le está hablando.—Enserio necesito que veas todo con la cabeza fría, Evelyn.—Ni siquiera sé de qué me estás hablando.—Lo sé. Le dije a Evans que esto tenía que estar solucionado d