Esta extraña despedida de soltero es la que más me ha gustado, a pesar de tanta gente ausente, me evitó esta engorrosa explicación que es más fácil escribir que explicar, de que las meretrices no me gustan más que para verlas contonearse, cuando sabemos lo que por lo general significa eso para el macho latinoamericano promedio, que a fuerza de costumbre llega a aceptar los burdeles como escapes a sus relaciones, sin que ello suponga un real peligro para la estabilidad familiar.
Entre cervezas, risas, lumpias y arroz frito nos preparamos para salir al juzgado a casarme, previamente Ramiro habló con Serena y abordamos el taxi que nos trasladará las veinte cuadras que nos separa del sitio, al llegar me encontré con mi novia quien usaba un vestido azul, largo, el cabello rojo peinado al natural y un ramo de margaritas a modo de Buqué de novia, la verdad no recuerdo como se vestía Serena pues solo tenía ojos para mi mujer, entramos los cinco al juzgado, adentro nos esperaba e
Esa noche antes de la partida ninguno de los dos pudo dormir, pasamos la noche abrazados en silencio, dominados por un sentimiento de incertidumbre difícil de explicar, sin hablar nos decíamos todo, hasta que el taxista tocó la puerta, le pedimos que nos esperase un momento para despedirnos de esta vida y entrar de lleno en la otra más peligrosa, sin ninguna certeza de nada, sabíamos que nos tocaban unas semanas intensas para las que no sabíamos a ciencia cierta si volveríamos a ser los mismos, Ángela sacó un blíster con pastillas rosadas y me dio una, me dijo que eran unos sedantes “suaves” que nos mantendrían serenos en la travesía ya que nos tocaría mentir, habíamos ensayado toda la historia de la vida falsa que nos forjó el nuevo pasaporte cientos de veces, cuando no miles, respiramos, nos besamos, revisamos los detalles y salimos a tomar el taxi, donde un chofer visiblemente molesto por la espera nos recibió con hoscos modales.En el aeropuerto agradecí profundamen
Volviendo al tema, resulta que después de la pelea apocalíptica entre Juan y su esposa , decidieron fumar la pipa de la paz que terminó en el encuentro de cama más épico en sus diez años de vida en común, lo que selló de una vez y por siempre la entrada de la yerba milagrosa a esa casa, con la condición de que sus parientes en Venezuela ni los hijos que alguna vez tuvieren supieran de ese secreto vicio amable que ambos tienen, yo bromee con la posibilidad de que todo fuese legal para el momento en que tengan los hijos, ambos nos reímos y nos quedamos en silencio, para disfrutar de la sensación de flotar que nos dio la fuma milagrosa.Mientras todos nos reímos como bobos, lo que es normal en estos estados alterados, abro mi portátil y me conecto al wifi de la casa, claro que activando todos los protocolos de seguridad para evitar el espionaje electrónico, me encuentro a mi hijo en el chat, después de las preguntas de rigor , le cuento una mentira, le dije que estaba en Alemania
Los diarios nacionales hacían énfasis en la situación política de esa nación, debo confesar cierta debilidad por la prensa de este país, en contraste con la del mío, ellos están a años luz de nosotros los venezolanos, todo un ejemplo de prensa libre, no quito que existan ciertas cosas desagradables, sin embargo la diferencia es notoria y fiel a mi costumbre leo hasta los clasificados.A Venezuela apenas le dedican centimetraje, todos los artículos hablan de las inundaciones, con sorpresa me tropiezo con una entrevista donde mi antiguo jefe en la universidad denuncia el secuestro por parte de las autoridades de un grupo de estudiantes, todos de la facultad de arquitectura donde estudia mi hija, se acabaron las vacaciones, enciendo mi portátil buscando noticias y un correo de Ramiro me tranquiliza, él dice que tuvo que adelantar los planes, la tarde anterior Serena se había enterado por boca de un colega periodista que esa noche iban a hacer redadas en las casas de los es
Volví al hotel donde me encontré a una mujer angustiada por noticias, se las conté y ella se alegró, comenzó a hacer las maletas hasta que le pedí que se sentara pues teníamos que hablar, ella no se extrañó pues creía saber por dónde iba la cosa, le pedí que se fuese a la capital y ella se molestó en exceso, tuvimos nuestra primera pelea monumental en la que salí perdiendo, me amenazó con desaparecer para siempre y eso no lo podía permitir, aunque sabía que era un ardid no me podía dar ese lujo, otra arpía más no la quería, así que acepté que me acompañase.Cancelamos todo y dijimos para todo el que quisiera escucharnos que nos íbamos de vuelta para Bogotá por tierra para hacer más nutrida nuestra experiencia del viaje, el recepcionista me hizo algunas recomendaciones para evitar a la guerrilla, yo le contesté que ya tenía reservaciones en varios hoteles pues pensábamos viajar haciendo escala cada noche, lo que extendía el viaje por una semana, le regaló a mi esposa una player
Julián Castro se graduó en la universidad de Los Andes en los años ochenta, al graduarse dio clases en un liceo como profesor de castellano y compartía esa labor conjuntamente con la universidad pedagógica local, como profesor de literatura latinoamericana bajo contrato por horas para sus futuros colegas.Con esos dos sueldos malvivía en una pensión cuya única bondad era la de poder meter a las novias en mitad de la noche gracias a que el casero, un vejete libidinoso, disfrutaba los quejidos de amor provenientes de las diferentes habitaciones, todo fue bien hasta que una novia más o menos fija de la época salió embarazada, el como buen andino, educado y formal le ofreció matrimonio, entre otras cosas por el hijo que venía en camino, a pesar de los consejos de amigos y familiares que lo desalentaban en su empeño, todos argumentaban (no sin razón) que el oficio de profesor era muy bonito, romántico quizás pero con palabras no se llenan estómagos, además “quien se casa, casa qui
Respiro profundo, este no es un tema que me agrade abordar por el mal gusto que deja en el alma, le respondo. Como sabemos soy el hijo menor, la cosa es que mis hermanos mayores son hijos de mi viejo con una señora de la que se divorció, una tipa buena gente que un buen día se aburrió de todo, descubrió que mi viejo tenía como queridas a la secretaria de uno de los negocios, a una señora que vivía en la cuadra de atrás y hasta la maestra de mi hermano, el que me sigue que para ese tiempo tendría unos diez años y la maestra apenas veinte.Luego del divorcio y las peleas, resulta que la secretaria, muy joven ella también salió en estado , hubo matrimonio con mariachis y demás, ella invitó a su madre, los primos, se bebieron hasta el agua de los floreros, seguramente la joven pensaba que se había sacado la lotería teniendo un hijo de un hombre de más de treinta con casa, carro, negocios e hijos mayores cuyo tren económico no era nada barato, lo que nunca calculó es que la vida de
Todo comienza en las montañas andinas, casualmente cerca de donde estamos en este momento, allí un joven bachiller, llamado Luis estaba recién llegado de un internado colombiano donde cursó todo el bachillerato, gracias a una beca que le consiguió su padrino de nacimiento, un doctor que se decía general y por quien su padre, Don Rafael sentía gran afecto, además claro de ser compañeros de las parrandas de aquellos años en que ambos eran mozos sin barba ni pistola, era el año 1895.Aquel compadre era presidente de la república, había ganado una larga guerra civil que lo llevó a la presidencia, allá en la capital del país, a dos meses de camino por tierra y a solo seis días si hacías el camino por mar y luego dos días a lomo de mula por un farallón muy alto que atravesaba las montañas que separan el mar de la ciudad.Terminada la guerra los compadres se recomendaban a los paisanos para encontrarles trabajo mejor remunerado, además el viejo esperaba que
Al rato el primo le comunica a Luis que debe retirarse al cuartel pues mañana sale de comisión a su pueblo, le ha encomendado investigar sobre unos guerrilleros que andan de bandoleros sin aceptar que perdieron la guerra, Luis, que también se retira recoge su abrigo y su sombrero para salir escoltado del primo, de paso le pide que lo ayude a llegar a su casa pues con lo del paseo ya se perdió, la verdad es que Caracas le produce un miedo africano, no conoce a nadie más que a los pocos paisanos y los caraqueños no le dan ninguna confianza.El primo lo lleva en un vehiculó del ejercito a hasta su casa y promete otra salida la semana entrante para que le contara como le va en el nuevo empleo que le consiguió el general, recomendándole de paso estar listo antes de la seis de la mañana, el General Gómez despacha todo muy temprano y le desagrada sobre manera la gente ociosa.Efectivamente Luis se levanta antes que salga el sol, se baña, se perfuma y se pone su mejor traj