Hazme el amor

Por unos momentos el silencio fue todo lo que sucedió entre el millonario y la joven enfermera, el se preguntaba por que había dicho esas palabras tan comprometedoras a esa joven que no le importaba y ella... ella lo creía capaz de eso y más su malhumorado genio lo delataba.

— Usted... usted no sería capaz de hacer una cosa así, ¿cierto? Jeremy, es un buen hombre, le debo tanto, él siempre nos ha ayudado a mi madre y a mí, fue él quién le prestó dinero a mamá en una de las recaídas que Adriancito tuvo, y ha sido tan paciente que ni siquiera me cobra, pero yo le abono cada que puedo... ¡usted... usted no puede hacerle daño!

El que la joven Di Angelo, llamara por su nombre a su jefe del café no le agradaba para nada al CEO, pues mientras que a él lo llamaba señor Castrioli, al microempresario le llamaba Je-re-my.

— Entonces si te preocupa tanto es mejor que no lo metas en problemas, tu pones un pie ahí y ordenó derribar ese pintoresco lugar, ese bonito café está en tus manos ahora, muje
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