Los gritos de terror de la señora Castrioli, se escuchaban por toda la cafetería, nunca había visto a su nieto en una situación tan vulnerable antes, él siempre era muy cuidadoso donde quiera que iba, su seguridad era siempre lo primero, pero ahora lo estaba viendo retorcerse en el piso.Unos fuertes siseos de ardor y dolor se escuchaban salir de la garganta del CEO, Vanessa, corrió a quitarle el saco y la fina camisa que ahora estaban completamente dañadas, ella trataba de impedir que el ácido no le llegara más a la piel.— ¡Deja de moverte tanto que no puedo quitarte la ropa! — Vanessa, le gritaba al adolorido hombre, ella estaba con los nervios de punta, pero era enfermera para esto había sido entrenada, tenía que tratar de ayudarlo aunque no lo soportara.— ¡Estoy herido por ti culpa y todavía me gritas! ¡¿qué clase de atención es ésta?! — Siseaba de dolor el hombre que además estaba furioso, nadie en su perfecta vida había logrado hacerle un daño, pagaba millones por tener una se
Parecía que a Vanessa, el destino le tenía preparada mucho más de lo que ya le había mandado, el CEO Castrioli, la había salvado de quedar desfigurada o muerta, sí, pero ahora Nathanael se sentiría con el derecho de hacerla firmar un contrato por saber que tiene una deuda de vida con él y eso estaba más que jodido— Ya le agradecí por salvarme, he curado sus heridas, no puedo darle más de mí, tengo que regresar al café a trabajar, mi jefe va a molestarse conmigo— ¿Habla del jefe que está perdidamente enamorado de usted, pero que no se atreve a confesarse por qué... tiene novio? — Se equivoca Jeremy, es solo el mejor jefe del mundo, un hombre amable, íntegro, con un corazón de oro, le voy a pedir que no lo esté difamando— Vaya, por lo visto es un estuche de monerías, ¿si lo admira tanto por qué no lo hizo su novio? — No voy hablarle de mi vida privada señor Castrioli, Jeremy, solo es mi jefe, uno que es por mucho mejor que usted, debería de tomar su ejemplo para que aprenda a ser un
El imponente hombre tenía la costumbre de ponerla en jaque, Vanessa, aunque la fuerte presencia del CEO la intimidaba, luchaba contra él, su instinto le decía que si no se defendía ese zorro se la comería completa como si fuera un indefenso conejo— Yo... estoy segura que no le quedarán marcas y que pronto esté desagradable accidente será solo un mal recuerdo, ahora dígame, ¿por cuánto tiempo será el contrato que firmaré con usted para ser la enfermera de sus hijos? necesito saber — ¿Acaso tiene una mejor cosa que hacer que tener un buen empleo donde le paguen excelentemente bien y que le dé tiempo de cuidar a su hermanito enfermo? — regañó el hombre, cualquiera en su lugar estaría brincando de gusto al saberse en un trabajo estable ¿sabía?Quizás Vanessa, se estaba viendo muy desagradecida pero es que ese hombre la irritaba tanto con su arrogancia y su excesiva seguridad, que lo único que quería era salir huyendo de él— Si no tuviera de jefe un tirano con propuestas absurdas quizás
— ¡Vanessa! ¿pero qué pregunta es esa? pasa por favor, después de lo que pasó hoy con tu hermanastra pensé que no vendrías, dime ¿está todo bien? ¿Adriancito, está bien? — el pequeño empresario sabía de la difícil situación de la chica, él siempre que podría le ayudaba, incluso le había prestado a la madre de Vanesa unos ahorros para poder cubrir los gastos de una recaída del niño, dinero que por supuesto Vane, prometió pagar— Si, todo está bien, yo solo he venido a darte las gracias por todo y presentarte mi renuncia, no podré seguir trabajando en el café..En el café, la oficina de Jeremy, quedó en completo silencio, sabía que un día Vanessa, se dedicaría a ejercer la carrera de enfermería pero no pensó que fuera a ser tan pronto, ella era el motivo que lo llevaba de buen humor al café todos los días, aunque sabía que tenía novio, todo el mundo conocía la mala fama de Michael, así que nunca perdió la esperanza de que algún día él y ella...— ¿Por qué? ¿por qué quieres renunciar? cr
El hombre de espalda desnuda que sostenía el teléfono, se tensó de inmediato, a su cabeza llegó un recuerdo de cuando era un niño pequeño y su padre golpeaba a su madre, ella le gritaba que se fuera a su habitación, eran recuerdos muy vagos pero que lo dejaron marcadoEra por eso que aunque fuera un cabrón, nunca le hacía daño físicamente a una mujer y despreciaba a todo aquel que lo hiciera — ¿Golpeada? explícate, ¿la arrolló un coche? ¿qué ¿tipo de golpe tiene? ¡habla, Mario! — ¡En el rostro jefe, tiene una mejilla amoratada y los labios reventados, ese fue un golpe de un varón, estoy seguro, a la señorita Di Angelo, la golpeó un hombre, es por eso que no se presentó a trabajar!— ¡Pero qué carajos! ¿no le puedo quitar los ojos de encima a esa mujer o que demonios? ¡¿quién diablos se atrevió a tocarla?! ¡quiero el nombre y que lo hagan sufrir cien veces más! — pidió el CEO a gritos— Jefe, la señorita Di Angelo, no quiso darme más detalles, la joven está muy hermética, quizás fue s
En toda su vida, habiendo nacido en cuna de oro, Nathanael Castrioli, había tenido que disculparse a excepción de su abuela, a ella algunas veces le ofrecía una disculpa por su libertino comportamiento cuando lo atrapaba llegando de madrugada a casa, ahora tenía que pedir perdón por haber sido un cretinoEl CEO bajó de su coche, su mirada ya no era fría como cuando subió, había calidez en ella, tocó de nuevo la puerta que el mismo azotó al cerrarla, Vanessa, abrió pero cuando lo vió de pié afuera le dió con la puerta en las narices— Hija de la.... — el hombre se llevó las manos a la adolorida naríz, ninguna persona se había atrevido a cerrarle la puerta en la cara, tenía que ser ella, la rebelde enfermera que lo traía con el humor de cabeza— ¡Váyase de mi casa, ya me despidió y me dijo estúpida! ¿qué más quiere de mi? — ¡Ábreme la puerta mujer! creo que me rompiste la nariz, ¿cómo te atreves a tratar de esta manera a tu jefe? ¡te voy a volver a despedir, te voy a despedir cien vece
Por unos momentos el silencio fue todo lo que sucedió entre el millonario y la joven enfermera, el se preguntaba por que había dicho esas palabras tan comprometedoras a esa joven que no le importaba y ella... ella lo creía capaz de eso y más su malhumorado genio lo delataba.— Usted... usted no sería capaz de hacer una cosa así, ¿cierto? Jeremy, es un buen hombre, le debo tanto, él siempre nos ha ayudado a mi madre y a mí, fue él quién le prestó dinero a mamá en una de las recaídas que Adriancito tuvo, y ha sido tan paciente que ni siquiera me cobra, pero yo le abono cada que puedo... ¡usted... usted no puede hacerle daño!El que la joven Di Angelo, llamara por su nombre a su jefe del café no le agradaba para nada al CEO, pues mientras que a él lo llamaba señor Castrioli, al microempresario le llamaba Je-re-my.— Entonces si te preocupa tanto es mejor que no lo metas en problemas, tu pones un pie ahí y ordenó derribar ese pintoresco lugar, ese bonito café está en tus manos ahora, muje
Así mientras que el CEO luchaba por quitarse a la bella joven de encima, ella le suplicaba que la tomara, por un momento la dejó tirada en la alfombra y fue directamente al cuarto de baño a llenar la bañera, después volvió a por ella y la tomó en sus brazos, Vanessa, seguía buscando sus labios logrando darle unos cuantos besos con deseo de más, mucho más, hasta que sintió cómo su caliente cuerpo fue arrojado a la helada agua de la bañera.Un fuerte grito se escuchó salir de los labios de la chica, el contraste de temperatura hizo shock en su cuerpo y soltó improperios al causante.— !Hijo de las mil putas! ¿por qué me has hecho esto? ¡esta muy helada sácame de aquí! ¡solo quería que me ayudaras, seguro que te gustan los hombres o no se te para la polla! — Vanessa pataleaba en la gran tina tratando de salir, había sido un método bastante cruel pero era eso o tomarla para que su cuerpo se calmara, y la segunda opción jamás la tomaría, Nathanael era un hombre íntegro, un caballero que nu