—¡¡¡HABLA YA!!! —El grito de Said retumbó por todo el salón, mientras las lágrimas de Roshem bajaban incansablemente por sus mejillas.
Los dedos del Emir solo presionaban con fuerza su boca, mientras ella solo negaba todo el tiempo intentando decir cualquier cosa que la pudiera salvar de esta situación.
—Yo… no lo sé… lo juro… el… el último día que vi a mi padre, fue en esa clínica con mi hermano… lo juro.
—No creo en ti… —el jeque empujó su cara para que de inmediato ella cayera en el sofá que estaba a su espalda y comenzara a temblar como una hoja—. Escúchame… haré algo contigo, Roshem… te lo juro…
—Said… —ella intentó realizar el último intento, pero los pies del Emir se detuvieron a la mitad del salón
—Hermano… —Nasser parpadeó varias veces, intentando moverse un poco en la cama, mientras en su visión borrosa, podía ver a Said delante de él.Su rostro demacrado altamente cansado y sin color, lo alertó sobremanera, haciendo que su respiración se agitara.—No te muevas… —lo escuchó decir con tono de preocupación, y él negó tratando de tomar su mano cerca, mientras mojó sus labios un poco secos.—¿Qué pasó? —Said bajó la mirada negando.—Te estás recuperando… gracias a Alá… él te guardó.Nasser repasó la mirada por toda la habitación, solo viendo como tres hombres de la guardia extrema del Emir, miraban en dirección contraria a ellos.—¿Dónde está Bakari? ¿Qué ha pasado? ¿Mi
Lia pasó un trago pesado cuando observó que el último hombre salía de la carpa, cuando quizás, los llamaron a una reunión.Solo habían pasado minutos, quizás una hora, ella no estaba consciente de la dimensión del tiempo porque, le parecía que años habían pasado desde que la mantuvieron en esta silla atada de pies y manos.Su cabeza se giró hacia todas partes, y detalló en precisión en donde ese hombre había tomado la cantimplora para darle de beber.Hizo un intento cuando se puso de pie concentrándose en mantener el equilibrio y su boca se abrió en silencio cuando su carne escoció por el movimiento.Le ardía como el infierno, y agonizaba por cada roce. Después de que tomó un fuerte suspiro, dio los brincos con los pies unidos tratando de no caerse, hasta que llegó a
—Ella necesita un poco de sangre… aunque la bala no tocó ningún órgano, su condición es frágil… pero tranquilo señor, tenemos un banco de sangre que…—No… —Said irrumpió la conversación del médico—. Ella es o+, ¿no es así?El doctor asintió no entendiendo nada, pero aun así, prestó atención al mandatario.—Quiero que ella tome mi sangre… no quiero que la obtenga de alguien más… quiero que usen la mía…—Ammm, claro… solo que… usted puede…—No importa nada… y hagámoslo rápido…El médico asintió llamando al personal indicado, y luego de que le dio las instrucciones, atendieron la petición del Emir al pie de la letra.Unos minutos más tarde, él sali&
Lia podía escuchar algunos susurros, su nariz inhaló un olor muy parecido al café, mientras su cabeza se estaba adaptando en el intento de abrir sus ojos.Parpadeó despacio para ver imágenes borrosas que, poco a poco, estaban apareciendo nítidas ante su visión.Sin embargo, ella pensó que aún estaba en un sueño profundo porque su primera visión, fue encontrar a Anne con un vaso de cartón en sus manos que centellaba humo, y, además, Ian estaban detrás de ella con las manos en sus hombros.La imagen le produjo una sonrisa mientras negó. —Estoy soñando… lo imposible… —pero cuando susurró las palabras, pudo ver como de forma agitada, Anne levantó la mirada y la detalló con terror y algo de emoción en su rostro.La sonrisa de Lia se desvaneció al instante cuando vio que su
—No me separes de él… es mi hijo también… —Lia apretó la mandíbula duramente cuando escuchó esas palabras.—Tú pensaste que no… —ella trató de apartar la mano de su vientre, pero Said no se lo permitió, sino que afianzó más su toque haciendo que ella se estremeciera completamente—. Said… basta…—Fui engañado, Lia… tú… no sabes nada de lo que ha pasado.Ella se quedó mirándolo por unos largos segundos, y luego negó.—Pero no por mí… nunca te engañé, siempre estuve allí para ti, sin pensar en mí, siempre en ti… vine a este país y solo confié en ti, yo te amé ciegamente, Said, y todo lo que me decías era sagrado para mí. Tú decidiste hacerme a un lado, a pesar de todo lo que h
—Esto es… una cosa de locos, debo admitirlo —Lia sonrió sentada en su cama al ver a su hermana rondando la habitación, que en un pasado había compartido con Said.Estaba terminando de recoger alguna de sus cosas que no se llevó la vez pasada por cuestión de rapidez, cuando había tratado de huir, pero ahora que lo pensaba, tampoco era mucho lo que ella tenía aquí.—¿Vas a llevarte las joyas y cosas así? —Anne se giró para cruzarse de brazos frente a ella, esperando una respuesta, y Lia negó rápidamente.—No… solo mi ropa, zapatos y algunas cosas que traje cuando vine aquí… no será mucho.Anne pareció dudarlo por un momento, y de forma sigilosa se sentó a su lado.—¿Este hombre no te dará nada para el bebé? Bien… de todas formas no lo necesitamos.
—Me han dado una especie de permiso especial… aunque en unas semanas regresaré a los vuelos concurrentes…—No te detengas por mí… estaré bien… —cuando Anne escuchó a Lia, dejó de doblar unas cobijas delante de ella, y se sentó en los pies de la cama.—No me gusta verte triste. Creo que piensas que soy feliz porque has dejado a ese hombre, pero no es esto lo que pienso… Lia… arrastró a un hombre hasta que quedó sin piel, esto no es solo un hombre malo, es un hombre cruel… un…Lia levantó la palma mientras negó.—No necesito que me repitas todo esto cada dos días, Anne… Sé quién es Said.Anne bajó la mirada y luego vio su vientre descubierto que, en el día de hoy, estaba cumpliendo cuatro meses de embarazo. Ahora se podía notar mucho más.
Cuando su teléfono vibró con intensidad a su lado, el corazón de Said saltó como nunca, y se giró para encontrar el número que esperaba que lo llamara. Deslizó su dedo por la pantalla y caminando hacia la terraza, vio como la vista de Londres se deslumbraba ante sus ojos.Estaba en el último piso de un gran edificio, y toda la planta entera estaba a su disposición.—¿Sí?—Señor… ella ha aceptado… ahora mismo estoy esperándola en el estacionamiento de su edificio.El aire salió pesadamente de su cuerpo y luego aspiró uno, que le pareció limpio y liviano, producto de la respuesta que recibía.—Perfecto… ¿Cómo? ¿Cómo se veía ella?—Creo que nerviosa… pero feliz…—Bien… llámame cuando vengan en camino.