El otorgamiento del título no fue revelado al público. Solo unos pocos estaban al tanto del evento. La región militar de las Llanuras del Sur estaba en un ambiente festivo. “Felicitaciones, General Dragón…”. Henry se acercó a James con una brillante sonrisa. “No, espera. Debería ser Rey Dragón ahora”. “Está bien, lo entiendo. Deja de adularme”. James le hizo un gesto para que se detuviera. No le importaban mucho estos títulos. Levi se acercó a él y le preguntó: “¿Qué debemos hacer con las ciento cuarenta ciudades entregadas por las veintiocho naciones?”. James se frotó las sienes. Esta era una pregunta difícil. “Convoca una conferencia”. James se puso de pie y se dirigió a la sala de conferencias. En la sala de conferencias del cuartel general de la región militar... Los Ocho Élites y los generales del ejército del Dragón Negro se reunieron. James se sentó al frente. Levi sacó un documento y leyó en voz alta: “Cada una de las veintiocho naciones ha cedido cinc
El Rey de Sol le había conferido a James el título de Rey Dragón y le dio autoridad para administrar las ciudades recién adquiridas. Todos dieron sus propias sugerencias sobre cómo administrar mejor las ciudades. “En ese caso, necesitamos tener un plan adecuado. Sin embargo, dado que todos somos militares, sabemos poco sobre esto. Deberíamos buscar la ayuda de algunos políticos brillantes y capaces del interior para que nos ayuden a administrar las ciudades”. Henry preguntó: “¿Cómo deberíamos llamar a nuestras ciudades entonces? Eres el Rey Dragón, el que gobierna estas ciudades. Deberías ser tú quien las nombre”. “Solo piensa en cualquier nombre”. James trató de zafarse. No podía importarle menos nombrar las ciudades. Henry insistió: “Eso no funcionará. Eso tiene un significado histórico. Este evento pasará a los libros de historia y será leído por soleanos para las generaciones venideras. Debemos darle a esto la consideración que se merece”. “¿Qué hay de Villa Thea?”,
El rostro de James se contorsionó de la rabia y una vena abultada apareció en su cuello. No esperaba que alguien secuestrara a Thea y la utilizara para extorsionarlo a pesar de haberse divorciado de ella. Sin embargo, mantuvo la compostura. Llamó a Jay, quien estaba lejos, en Cansington. Jay estaba entreteniendo a un invitado. En ese momento, sonó su teléfono. Al darse cuenta de que era James quien llamaba, se dirigió inmediatamente hacia una zona desierta. “General Dragón, ¿Cuál es el problema?”. “Jake, investiga la ubicación actual de Thea por mí”. Jay se quedó perplejo por un breve momento. Casi de inmediato, sin embargo, asintió. “Te tendré una respuesta en cinco minutos”. Aunque no sabía qué había pasado, sintió que algo no encajaba en el tono de James. Tras colgar el teléfono, se puso inmediatamente en contacto con la red de inteligencia clandestina. Cuando Ronald abandonó el lugar, los hombres de Jay habían vuelto a tomar el control de la red. James esperó pa
Mirando a los desconocidos frente a la casa de madera, James frunció el ceño y se acercó a ellos. “Alto”. Los hombres le cerraron el paso a James. Uno de ellos se acercó a él y le dijo con frialdad: “Regístralo”. James no estaba seguro de si Thea estaba secuestrada aquí. Decidió no actuar imprudentemente y permitió que su enemigo lo registrara. James no llevaba armas. Todo lo que trajo fueron algunas agujas de plata y el alambre de acero formado por el Crucificador. Sin embargo, le confiscaron todas las agujas de plata e incluso el Crucificador. Con la mirada fija en su enemigo, le dijo fríamente: “Será mejor que cuides bien de mis pertenencias. Si falta una sola aguja de plata, te haré pedazos”. Después de decir esto, entró en la casa de madera. ¡Clap! ¡Clap! ¡Clap! En cuanto entró, alguien aplaudió. El anciano se levantó mientras aplaudía y dijo con una sonrisa: “Qué valiente eres al venir, James. Estoy realmente impresionado”. James vio a Thea, que estaba sen
“¡Te mataré!”, rugió James. Se levantó de forma amenazadora y se lanzó contra Reign. Agarrándolo por el cuello, James lo levantó del suelo. Cada rastro de color se esfumó del rostro de Reign. Sin embargo, no se asustó. “J-James, será mejor que lo pienses dos veces antes de matarme. Si muero, Thea aún seguirá sufriendo un dolor atroz. Aunque eres muy hábil en el arte de la medicina, este es un Gu que he criado durante treinta años. No hay forma de que puedas eliminarlo”. La voz de Reign era débil. “¡James, duele...!”. Thea rodó por el suelo mientras se tiraba del cabello. Podía sentir que había muchos insectos dentro de su cerebro comiéndole la médula. El dolor era insoportable. El grito de angustia de Thea hizo que James entrara en razón. Lentamente aflojó su agarre. El cuerpo de Reign estaba inerte. Se sentó en la silla y se frotó suavemente el cuello. Luego, miró a James con una sonrisa maliciosa en la cara. James preguntó con frialdad: “¿Qué quieres que haga?
“¡Jajaja!”. Reign se rio a carcajadas. “Su Santidad, estas son las pertenencias de James”. Un hombre se acercó a Reign y le mostró las agujas de plata y el pequeño alambre de acero que le habían encontrado a James. Reign echó un vistazo a los objetos. Aunque era experto en venenos parasitarios, no sabía nada sobre el arte de la medicina. Pensó que esos objetos no le eran útiles. No sabía de lo que era capaz El Crucificador. Se limitó a arrojar los objetos al lado de James y dijo con frialdad: “Devuélvele sus pertenencias”. Su secuaz preguntó: “¿Por qué no lo matamos directamente?”. “Quería hacerlo”. Reign suspiró. “Sigue siendo un Caden, después de todo. La sangre de los Caden corre por sus venas. Además, le prometí a alguien que le perdonaría la vida. Ahora que ya no es una amenaza, debería estar bien. Solo déjalo a su suerte”.Entonces, Reign se dio la vuelta para marcharse. Ya no le dolía la cabeza a Thea. Sabía que Reign le había dado otro veneno. Sin embargo,
James no podía hacer fuerza, así que se sentó en la silla y descansó. Cerró los ojos. Recordó haber visto registros del Gu en los libros de medicina que había leído. Un Gu era solo uno de los muchos insectos venenosos. Hasta donde él sabía, criar un Gu era una tarea difícil. Había que capturar muchos insectos venenosos y hacer que se mataran entre ellos. El último insecto en pie sería entonces un Gu. Además, los distintos Gus tenían efectos diferentes. James no sabía qué tipo de Gu había dentro de su cuerpo. Después del diagnóstico, descubrió que su cuerpo estaba en perfecto estado de salud. No se encontraron anomalías. La razón por la que no podía ejercer ninguna fuerza era que había muchos Gus dentro de su sangre y extremidades. Solo podría recuperarse al eliminarlos de su cuerpo. Sin embargo, solo había leído brevemente los documentos de los libros de medicina que estaban incompletos. No tenía forma de eliminar los Gus. Sentada en una silla, Thea miró a James,
James levantó la mano para detener a Thea. “Lo siento…”. Con una mirada de disculpa en su lamentable rostro, Thea se disculpó profundamente: “Lo siento. Todo es culpa mía por involucrarte”. “Envíala de vuelta a Cansington, Henry”, habló James con gran dificultad. “Yo…”. Al escuchar esto, Thea empezó a sollozar. Con los ojos llenos de lágrimas, miró a James de forma suplicante. “¿Cómo puedo irme sabiendo que estás en tal estado? Por favor, deja que me quede. Puedo cuidar de ti”. “Emm…”. Henry estaba entre la espada y la pared. James miró a Thea. Thea tenía el cabello revuelto. Su cara estaba llena de arañazos. Además de sus heridas anteriores, de las que aún no se había recuperado, su aspecto era un poco aterrador. Su expresión lamentable hizo añicos el corazón a James. Sin embargo, James ya no le debía nada a Thea. Ya no quería tener nada que ver con esa mujer. Además, antes de la revolución, no podía enredarse sentimentalmente con ninguna mujer. De lo contr