“¡Jajaja!”. Reign se rio a carcajadas. “Su Santidad, estas son las pertenencias de James”. Un hombre se acercó a Reign y le mostró las agujas de plata y el pequeño alambre de acero que le habían encontrado a James. Reign echó un vistazo a los objetos. Aunque era experto en venenos parasitarios, no sabía nada sobre el arte de la medicina. Pensó que esos objetos no le eran útiles. No sabía de lo que era capaz El Crucificador. Se limitó a arrojar los objetos al lado de James y dijo con frialdad: “Devuélvele sus pertenencias”. Su secuaz preguntó: “¿Por qué no lo matamos directamente?”. “Quería hacerlo”. Reign suspiró. “Sigue siendo un Caden, después de todo. La sangre de los Caden corre por sus venas. Además, le prometí a alguien que le perdonaría la vida. Ahora que ya no es una amenaza, debería estar bien. Solo déjalo a su suerte”.Entonces, Reign se dio la vuelta para marcharse. Ya no le dolía la cabeza a Thea. Sabía que Reign le había dado otro veneno. Sin embargo,
James no podía hacer fuerza, así que se sentó en la silla y descansó. Cerró los ojos. Recordó haber visto registros del Gu en los libros de medicina que había leído. Un Gu era solo uno de los muchos insectos venenosos. Hasta donde él sabía, criar un Gu era una tarea difícil. Había que capturar muchos insectos venenosos y hacer que se mataran entre ellos. El último insecto en pie sería entonces un Gu. Además, los distintos Gus tenían efectos diferentes. James no sabía qué tipo de Gu había dentro de su cuerpo. Después del diagnóstico, descubrió que su cuerpo estaba en perfecto estado de salud. No se encontraron anomalías. La razón por la que no podía ejercer ninguna fuerza era que había muchos Gus dentro de su sangre y extremidades. Solo podría recuperarse al eliminarlos de su cuerpo. Sin embargo, solo había leído brevemente los documentos de los libros de medicina que estaban incompletos. No tenía forma de eliminar los Gus. Sentada en una silla, Thea miró a James,
James levantó la mano para detener a Thea. “Lo siento…”. Con una mirada de disculpa en su lamentable rostro, Thea se disculpó profundamente: “Lo siento. Todo es culpa mía por involucrarte”. “Envíala de vuelta a Cansington, Henry”, habló James con gran dificultad. “Yo…”. Al escuchar esto, Thea empezó a sollozar. Con los ojos llenos de lágrimas, miró a James de forma suplicante. “¿Cómo puedo irme sabiendo que estás en tal estado? Por favor, deja que me quede. Puedo cuidar de ti”. “Emm…”. Henry estaba entre la espada y la pared. James miró a Thea. Thea tenía el cabello revuelto. Su cara estaba llena de arañazos. Además de sus heridas anteriores, de las que aún no se había recuperado, su aspecto era un poco aterrador. Su expresión lamentable hizo añicos el corazón a James. Sin embargo, James ya no le debía nada a Thea. Ya no quería tener nada que ver con esa mujer. Además, antes de la revolución, no podía enredarse sentimentalmente con ninguna mujer. De lo contr
En el Palacio del Dragón Negro... James se quitó la ropa. Ahora, solo estaba en ropa interior. Tenía agujas de plata por todo el cuerpo. Estaba tratando de salvarse. Usó las agujas de plata y trató de forzar a los Gus en su cuerpo a salir. Sin embargo, después de todo un día de trabajo, fue inútil. Los Gus dentro de su cuerpo eran extremadamente minúsculos. No podía sacarlos por mucho que lo intentara. Una vez que los Gus maduraran, quedaría lisiado. Después de todo, la píldora que Reign le obligó a consumir eran larvas de Gu. Había incontables Gus dentro de una sola píldora. Al consumirla, la píldora se disolvería en su estómago. Entonces, las larvas se incubarían inmediatamente y se convertirían en Gus adultos. Seguirían el flujo sanguíneo de James y absorberían todos los nutrientes de su cuerpo. La débil fuerza de James podía atribuirse a que los Gus le quitaban los nutrientes. James se quitó las agujas de plata con gran dificultad. Luego se sentó en el sofá y
“No solo eso, resulta que durante el anterior incidente en el Paso del Monte Trueno, la alianza de las veinte naciones pagó reparaciones de guerra por valor de 9 trillones de dólares. Sin embargo, el Tesoro Nacional solo recibió un simple trillón. ¡El resto fue a parar a los bolsillos del Dragón Negro!”. “Hay un caos en internet”. Al escuchar esto, la expresión de James se volvió sombría. Henry sacó rápidamente su teléfono y buscó las palabras clave ‘Dragón Negro’ en un navegador. Como era de esperar, estaban en los titulares de casi todos los periódicos. Hubo muchas revelaciones impactantes. Muchas figuras públicas en Twitter retuitearon el incidente de la carta de acusación de James. En la carta, cada céntimo que James malversó, cada acto que hizo y cada persona que mató estaba claramente registrado. Al ver esto, el rostro de Henry se ensombreció. Dijo: “Esto es extremadamente desventajoso para usted, señor. Aunque los altos mandos le tengan en alta estima, provocará el
Esta noche sería una noche de desvelo para James. James, comandante en jefe de las Llanuras del Sur y uno de los cinco comandantes en jefe de Sol, era un hombre que se encontraba en la cúspide de la pirámide de poder. No solo era el guardián de Sol, sino también un héroe nacional. Acababa de recuperar la Ciudad de las Llanuras del Sur sin derramamiento de sangre. Los ciudadanos de Sol lo aclamaban. Sin embargo, con una sola carta de acusación, se convirtió instantáneamente en un paria. Internet era un caos. Al describir a James como el cáncer de la nación, fue severamente reprendido. “¡Abajo el Dragón Negro!”. En el Palacio Celestial de la Capital... Esta era la residencia del Rey de Sol, el Comandante Supremo de la nación. En el patio de la residencia, el Comandante Supremo vestía un traje gris. Aunque tenía unos cincuenta años y era ligeramente regordete, era enérgico. Emanaba un aura distinta. En ese momento, estaba sentado en un gazebo tomando el té. Delante
“Tiniebla”, llamó él. Un hombre vestido de negro apareció y se arrodilló ante el Rey de Sol. “Señor”. “Dirígete a las Llanuras del Sur inmediatamente. Dile esto a James…”. El Rey de Sol se levantó y susurró algo al oído del hombre. “Entendido”. Tiniebla se levantó y se marchó a toda prisa. Al mismo tiempo, en el Salón de la Asamblea General de la Capital... Todos los periodistas de la Capital estaban presentes. En los asientos delanteros estaban las personas prominentes de la Capital, entre los que se encontraban Hendrix Hudson, el Secretario General, Leroy Tucker, el Jefe Ejecutivo, y el Emperador, el comandante en jefe del ejército de la Llama Roja. “Secretario General Hudson, ¿puedo preguntar qué piensan hacer los altos mandos respecto a las acusaciones contra el Dragón Negro?”, preguntó un periodista. Ante las innumerables cámaras, Hendrix anunció: “Jamás toleraremos semejante delito. La corrupción está ilegalizada en Sol desde hace miles de años. Muchas din
Todos permanecieron en silencio. Aunque los recién nombrados Ocho Élites no conocían el carácter de James, Henry y Levi, en cambio, sí. Habían seguido a James durante muchos años. Sabían que James nunca le hizo daño a un inocente. Ahora, alguien le estaba tendiendo una trampa. “¿Qué pasa con sus expresiones?”. James los miró y dijo despreocupadamente: “No es para tanto. Todo es culpa mía. No debí aceptar sobornos ni malversar los fondos. Violé la ley a conciencia, y esta es la consecuencia de ello”. Con los ojos llenos de lágrimas, Henry preguntó: “¿Qué hacemos ahora, James?”. Todo el mundo estaba preocupado, especialmente los Ocho Elites. Habían ocurrido tantas cosas a la vez que aún no conocían sus roles. James dijo tranquilamente: “Los superiores investigarán el asunto a fondo. Si tengo suerte, puede que me degraden o destituyan. Por el contrario, podría ser encarcelado o incluso ejecutado…”. “James…”. James agitó ligeramente una mano e interrumpió a Henry. “No