Daniel entró.

Miró a Yoseph acostado en la cama y dijo sin rodeos: “Los Watson hicieron que arrestaran a James. Basándote solo en el vídeo, ¿podrías estar seguro de que James es culpable? Sabes quién es. Esto no es más que un pequeño obstáculo para él. Mi consejo es que lo dejes pasar”.

“G-general Highsmith, James ha causado tantos problemas para mi familia. ¿Cómo podría dejarlo pasar?”, dijo débilmente Yoseph, con el rostro lleno de rabia.

Daniel dijo despreocupadamente: “Para que arresten a James, ¿sacrificarías tu vida? Las habilidades médicas de James son las mejores. Nadie podrá salvarte ahora que te ha envenenado. Solo te quedan unos días. Piénsalo bien. Si decides dejarlo pasar, podré ayudarte y hablarle bien de ti a James. Al mismo tiempo, te aconsejo que dejes de perseguir a los Callahan”.

Yoseph se lo pensó.

James era increíble.

Ni siquiera la medicina moderna era capaz de curarlo.

Quería a James muerto, pero no quería morir.

“Como un favor para ti, me olvidaré de eso