"Hablaremos dentro".

Dijo James y entró en la habitación.

En la habitación, Yemima se sentó frente a él.

"¿Qué te pasa? No me digas que estás celosa". James sonrió con travesura a Yemima.

Yemima, por su parte, le recordó: "Solo te estoy recordando que no cruces la línea. La lujuria te impedirá lograr lo importante. Este tipo de sucesos no deben repetirse constantemente".

A Yemima le preocupaba que James hiciera el tonto fuera y se llevara a casa a un grupo de mujeres. Si eso sucedía, su estatus en el Monte de la Destrucción disminuiría. Esto no era lo que ella o su familia deseaban.

"Está bien, no te preocupes. Conozco mis límites". James se estiró. En ese momento, sus impulsos reprimidos se habían liberado, y se sentía mejor que nunca.

"Por cierto, planeo encontrar un lugar y entrar en una meditación a puerta cerrada", dijo James.

"¿Una meditación a puerta cerrada?". Yemima miró a James y dijo: "No nos queda mucho tiempo hasta la reunión. Has alcanzado el grado de cuasi Acme.