Considerando que el Ursa era demasiado aterrador, James cambió de estrategia. Después de evitar luchar contra él de frente, ahora tenían un poco de espacio para respirar. Los tres se ocultaron en la formación, que fue preparada personalmente por James. Aunque la fuerza del Ursa había vuelto temporalmente al pináculo e incluso habiéndolo superado, solo podía destruir decenas de miles de capas de formación a la vez. Mientras tanto, James fortalecía continuamente la formación y creaba otras nuevas desde las sombras. Así, aunque la Ursa seguía destruyendo la formación, el poder de ésta no disminuía en absoluto. Mientras tanto, Quiomars y Matthias buscaban oportunidades para atacar a la Ursa. Aunque no pudieran hacerle daño, podrían crearle problemas. Justo así, la batalla llegó a un punto muerto.

"¡Salgan de sus escondites y enfréntense a mí!", rugió furioso el Ursa.

Su ensordecedor rugido rompió el vacío del Caos. Ahora, era extremadamente poderoso. Sin embargo, no podía exhibir su fue