Se dio la vuelta.

Thea estaba de espaldas a él.

Llevaba un camisón. Sin embargo, era un vestido lencero. Su piel blanca estaba totalmente expuesta.

James preguntó con timidez: “Cariño, ¿crees secretamente que no soy digno de ti?”.

Thea se dio la vuelta.

Sus miradas se encontraron.

“Tonterías. Nunca te he menospreciado”.

James continuó: “¿Crees en el fondo que solo alguien como el misterioso Señor Caden es digno de ti?”.

Al ver que él había visto a través de ella, Thea se asustó un poco.

Se apresuró a explicar: “C-Claro que no. Desde que me casé contigo, soy tu esposa. Mientras no me traiciones, nunca me divorciaré de ti”.

Al escuchar esto, James se sintió conmovido.

No pudo contener el impulso de besarla.

Sus labios se rozaron.

“Mhm…”.

Thea se retorció ligeramente.

Sin embargo, James no aflojó su agarre.

En pocos segundos, las mejillas de Thea enrojecieron. Lo reprendió: “¿Estás cansado de vivir?”.

James se lamió los labios y sonrió. “Te amo, cariño”.

Thea se sonrojó