James no se atrevía a imaginarlo.

Entonces, entró en un bar.

Como ya era de noche, se podía escuchar una música ensordecedora desde el interior del bar.

Aunque había aparecido la Calamidad, la situación en la Tierra se había estabilizado. Los que sucumbieron a los virus perecieron y los que sobrevivieron ganaron inmunidad.

Tal era la naturaleza de los humanos. Se entregaban al máximo por nada.

Como James no había estado en un bar en muchos años y no tenía otro lugar a donde ir en ese momento, entró al bar y pidió unas cuantas botellas de vino.

Mientras bebía, su mirada estaba fija en las mujeres en la pista de baile.

En ese momento, su determinación vaciló.

Él había sacrificado mucho para proteger a los humanos en la Tierra. Sin embargo, a todos solo les importaba complacerse a sí mismos. Como dice el viejo refrán, las cortesanas no percibían el dolor de un imperio perecido.

Mientras bebía, fue la primera vez que se sintió verdaderamente perdido.

Al llegar a cierto