“No seas impulsivo, James”, le recordó rápidamente Tyrus.

Langston dijo: “Debería ir allí yo mismo. Xandra debe haber sido capturada por cultivadores del Supramundo. Nuestros artistas marciales en la Tierra todavía son demasiado débiles. No son rivales para los cultivadores del Supramundo. Solo podemos comprometernos por el momento y evitar un conflicto directo”.

Él era muy consciente de la fuerza de los Forasteros del Supramundo. A lo largo de los años, muchos de ellos lo habían desafiado y siempre resultó gravemente herido.

Ni siquiera una vez ganó contra ellos.

Langston estaba preocupado de que algo le pasara a James si iba al Monte Silbergh.

James miró a Tyrus y a Langston, diciendo: “Tío, abuelo, permítanme hacerlo. Soy totalmente capaz de resolver estos asuntos ahora. No son más que algunos artistas marciales del Supramundo. Los destruiré si se atreven a ponerle las manos encima a mi madre”.

James tenía una expresión fría y sombría.

“¿Tú?”. Langston miró a James.

La expre