El Primer Emperador de Sangre no lo refutó.

De hecho, el Gran Patriarca de la Raza Sangrienta había pasado al noveno rango. Sin embargo, desde que llegó a tal reino, nunca intervino en los asuntos mundanos. Hubo varios momentos en la historia en que la Raza Sangrienta casi fue erradicada. Sin embargo, ni una sola vez intervino el Gran Patriarca de la Raza Sangrienta. Era imposible convencerlo de matar al dragón junto a ellos.

“No hay necesidad de apresurar las cosas”.

Ezekiel agitó ligeramente la mano y dijo: “Él optó por no intervenir porque no estaba seguro de sus posibilidades de ganar. Una vez que obtengamos el Matadragones, no hay forma de que continúe haciendo caso omiso a nuestra causa”.

“¡Es un dragón del que estamos hablando! Hay tesoros por todo su cuerpo. Solo necesitamos un poco para nosotros. Para entonces, la Raza Sangrienta se beneficiaría más de ello. Confío en que él se uniría a nosotros para crear un nuevo orden mundial”.

Cuanto más decía Ezekiel, más emocio