“¿Perdiste?”.

Una voz sorprendida llegó desde detrás de la cortina.

La voz era seductora y tenía un encanto magnético. Sonaba como si pudiera provenir de una mujer o de un hombre gentil.

“Tapio, ¿ya has subido el Tercer Peldaño de la Escalera hacia el Cielo y aún así perdiste contra James?”.

Tapio se arrodilló en el suelo con una expresión frustrada e impotente nublando su pálido rostro.

“No sé qué clase de arte marcial estaba practicando James. No solo su cuerpo adquirió de repente un brillo broncíneo, sino que sus defensas también aumentaron exponencialmente. Tenía una especie de Muro de Energía cubriendo la superficie de su cuerpo, y mi espada no pudo penetrarlo incluso después de poner toda mi fuerza tras el golpe. La Palma Espiritual solo pudo causarle daños hasta el punto de toser sangre”.

Hizo una pausa y, al pensar cuidadosamente en sus siguientes palabras, continuó: “Prolongar la lucha solo nos perjudicaría a ambos. Sus instrucciones eran ponerlo a prueba y no matarlo, a