Sin inmutarse por la falta de respuesta de James, Lucjan continuó hablando: “Por aquel entonces, muchos países de todo el mundo se vieron arrastrados a la batalla que se desató. El enemigo enloqueció y cometió crímenes atroces en todo el mundo. Sin embargo, el rey de aquel entonces rechazó las compensaciones de guerra”.

James escuchó con atención.

“Nuestra secta abogaba por aprovechar la oportunidad para lanzar un ataque, pero el Rey dio prioridad a la restauración del país. Por lo tanto, la relación entre ambas partes se destruyó y acabó colapsando, lo que condujo a la primera batalla contra la Secta Gu. Nuestra secta sufrió grandes pérdidas, pero el Rey hizo caso omiso de todas sus contribuciones anteriores al país y aniquiló a los Owen y los Davis”.

“Entiendo que un líder debe ser decisivo en esos momentos para prevenir los problemas antes de que surjan”.

“... Pero no mostró piedad alguna”.

Cuanto más hablaba Lucjan del pasado, más visiblemente agitado se ponía.

Mientras tanto