“Maestra de Secta, ¿cómo es que no puede mantener su promesa?”, Darryl se burló mientras señalaba sus pies. “Es solo un lavado de pies, no puede ser tan difícil...”.

“Tú...”. ¡Debra se mordió el labio con fuerza por su incapacidad de decir algo!

Si ella lo hubiera sabido mejor, ella nunca habría aceptado la apuesta.

Como la Maestra de la Secta Artemisa, ¿cómo podría lavarle los pies a Darryl?

“¡Informe! Maestra de Secta, alguien está aquí para verla”.

Un discípulo informó servilmente desde el otro lado de la puerta.

“¿Quién quiere verme?”, preguntó Debra suavemente.

“Maestra de Secta, la persona que pide verla es el Mayor Júpiter”, respondió el discípulo.

¿El Mayor Júpiter?

Debra ordenó: “Invítalo a entrar”.

Debra estaba respirando secretamente un suspiro de alivio. El Mayor Júpiter llegó a tiempo para salvarla de la difícil situación, ya que ella no tenía idea de cómo rechazar a Darryl.

Al mismo tiempo, Debra también estaba un poco sorprendida de que el magnífico Mayor Júpi