Penny le dijo a Darryl mientras señalaba hacia el primer coche.

Darryl asintió con la cabeza mientras Jewel y él se sentaban en el asiento del pasajero detrás y Penny se sentaba en el asiento del conductor y conducía.

Los 200 coches siguieron su ejemplo mientras este enorme séquito conducía hacia el sur.

Era tarde y estaba oscuro. Darryl y Jewel pronto se sintieron somnolientos y terminaron durmiéndose en el coche.

Ellos durmieron profundamente hasta el día siguiente, cuando Penny tocó ligeramente a Darryl. “Señor Darryl, hemos llegado”.

“Mhm”. Darryl abrió los ojos y miró por la ventanilla del coche, solo para quedarse desconcertado.

¡A decenas de metros de distancia había un palacio descomunal! ¡Era un par de veces más grande que la Ciudad Prohibida! ¡Las puertas principales del palacio eran grandiosas y majestuosas! ¡Tenía cerca de cien metros de altura y casi cincuenta metros de ancho!

En las puertas, las dos palabras “Secta Artemisa” estaban escritas en un rojo brillante.