Después de una docena de círculos, Audrey no pudo alcanzarlo y estaba completamente enfadada. En ese momento, alzó su campo de elixir y gritó: "¡Guardias, vengan a atrapar al ladrón!".

¡Maldición!

Al ver esto, Darryl sintió ganas de llorar, pero no tenía lágrimas. ‘Te salvé por bondad, ¡y aun así me acusas de ladrón!’.

Casi al instante, una docena de discípulos del Monte Hua se apresuraron rápidamente. Estaban patrullando cerca y vinieron a comprobar la situación cuando oyeron el grito.

Tras entrar en la habitación, los discípulos se quedaron atónitos ante lo que vieron.

Vieron que el líder de la secta con la máscara dorada yacía en el suelo en coma, mientras que el vestido largo de Audrey estaba hecho un desastre. Incluso una esquina de su dobladillo estaba abierta, revelando sus curvas.

Al otro lado de la mesa, el discípulo de la Secta del Elixir, que se suponía que debía abandonar el Monte Hua, estaba de pie con sudor por toda la frente, con cara de vergüenza.

"¡Audrey!". El