Darryl sonrió ligeramente, señalando el arroyo frente a la cueva y diciendo perezosamente: “Perfecto. Me muero de hambre por el viaje de hace un rato. Debe de haber algunos peces en el arroyo. ¿Puedes pescarnos unos cuantos? Encenderé una fogata. Asaremos el pescado cuando lo hayas conseguido”.

La expresión de Darryl era solemne mientras hablaba, pero sus ojos brillaban de forma juguetona.

Raquel dijo que venía de una familia de pescadores, lo cual Darryl no creía en absoluto. Aprovechó la oportunidad para ponerla a prueba y ver cómo reaccionaba.

‘¿Qué? ¿Hacerme pescar?’.

El cuerpo de Raquel se estremeció al oír las palabras mientras sus exquisitos rasgos brillaban con una expresión ilegible. Ella era la santa monja de la Secta Llama Verdadera. ¿Cuándo había tenido que recibir órdenes de ese tipo?

Tenía sirvientes a su entera disposición en la Secta Llama Verdadera. ¿Cómo iba a saber pescar?

Sin embargo, había dicho que venía de una familia de pescadores, y no le haría ningún bie