Mientras Darryl hablaba, Raquel estalló en lágrimas mientras relataba su historia con aflicción.

“Hay algo que no sabe, señor. Mi... Mi vida es muy trágica... No vivo aquí, sino en el Lago Nube Esmeralda, a más de cien millas al noroeste de aquí. Vengo de un pueblo de pescadores que se ganaban la vida en el lago hasta hace un mes, cuando ocurrió la tragedia”.

“Una plaga contagiosa acabó con toda mi familia y mi pueblo. Tuve la suerte de salir con vida y encontrar la forma de ganarme la vida aquí por mi cuenta, pero nunca pensé que esos b*stardos de la Alianza de los Cuatro Mares me hubieran tomado como objetivo...”.

“Si no hubiera sido porque apareció de repente, no sé qué habría sido de mí...”.

Raquel lloraba a gritos mientras le lanzaba miradas furtivas a Darryl de vez en cuando.

Por supuesto, se había inventado la historia mucho antes solo para ganarse su simpatía.

Ella era toda una mentirosa.

Darryl se quedó mirando fijamente a Raquel, observando claramente cada uno de sus m