Todos tenían una expresión seria, sintiéndose furiosos y frustrados, en especial los discípulos de las Seis Sectas. Todos ellos tenían una expresión de extremo desagrado en sus rostros.

¡Había al menos un centenar de ellos, no obstante, ninguno pudo atrapar a ese bastardo! Si los rumores salieran a la luz, ¿cómo serían ellos vistos por la gente y su reputación?

Mientras intercambiaban miradas, la Madre Abadesa Serendipia se puso de pie y miró a la multitud: “Muy bien, aunque no hayamos logrado atrapar a ese bastardo, no tienen de qué preocuparse. Le dañe las arterias y las venas. Puede que esté vivo, pero no podrá volver a cultivarse nunca más”.

La multitud se sintió mejor y se tranquilizó al instante. Sin embargo, Florian se puso de pie con una mirada de enfado: “¡Incluso si no puede volver a cultivar, todavía sigue con vida!”. Un destello maligno resplandeció en sus ojos: “Mientras esté con vida, mi abuelo no podrá descansar en paz”.

¡Darryl tenía que morir, cueste lo que cu