“Mi sugerencia es obviamente no escuchar al General Grunt. Fue derrotado en La Montaña Sellada del Demonio y estaba demasiado avergonzado para enfrentarse al Emperador de los Nueve Cielos. Su única otra opción es compensarlo y la raza de los demonios es su salvación”, dijo Darryl, riéndose.

Lo pensó y agregó: “Y, según mi comprensión del General Grunt, parece que está pidiendo ayuda, pero solo quiere que la raza de los demonios se convierta en carne de cañón. Quiere usar la vida de la raza de los demonios para retrasar la progresión del Archidemonio Antígono”.

El rostro del Rey Tigre Blanco cambió y dijo con frialdad: “Su Excelencia, tiene razón. Después de lo que le hizo, él no sería sincero con la raza de los demonios. En ese caso, ¿debería ordenar a mi gente que lo persiga y lo eche de aquí?”.

Darryl sacudió su cabeza. “No. Solo déjalo ser. Si no me equivoco, el Archidemonio Antígono ha llevado a la mayoría de su gente hacia el Palacio Imperial del Cielo y solo hay una pequeña ca