Para sorpresa del General Grunt, el Rey Tigre Blanco se apresuró a bajar las escaleras sin mirarlo una sola vez y se dirigió directamente hacia Mona.

En ese momento, se quedó allí, sintiéndose enfurecido con una sonrisa congelada en su rostro. ‘¡Qué ridículo es el Rey Tigre Blanco! Soy el Comandante del Emperador de los Nueve Cielos. ¡Cómo pudo ignorarme!’.

En ese momento, el Rey Tigre Blanco se emocionó mientras sus ojos estaban pegados en Darryl, quien estaba detrás de Mona. ‘¡Es él!’.

Al mismo tiempo, estaba inexplicablemente enfurecido. Le resultaba difícil creer que el benefactor de los demonios pudiese acabar en tan mal estado.

Hace un mes, los demonios habían estado cautivos. En el pasado, cada tribu luchaba entre sí y estaban divididas. Después de eso, Darryl entró por error donde habían estado encerrados y, a través de su increíble habilidad, resolvió los conflictos entre las tribus y logró sacar a todos del cautiverio.

Sin Darryl, los demonios aún estarían atrapados en u