Al ver al Archidemonio Antígono retirarse, la Princesa Dorothy suspiró con alivio.

Rápidamente, dio la vuelta para agradecerle al Inmortal de Jade. “Gracias, Inmortal”.

El Inmortal de Jade sonrió y agitó las manos. “No hay de qué. Le di una probada a los platillos reales de tu padre y, a cambio, te he salvado la vida ahora. Me gustaría pensar que he saldado mi deuda, jejeje...”.

Al decir eso, se acercó a revisar las heridas de la Princesa Dorothy.

“Hahh... tu alma de hada ha sido destruida. Eso no es bueno”, dijo mientras fruncía el ceño el Inmortal de Jade tras inspeccionarla.

La Princesa Dorothy sonrió sin comprender. “Gracias por su amabilidad, Superior. Creo que tengo la suerte de estar viva”.

Un pensamiento pareció venir a ella mientras miraba a su alrededor. “Ah. ¿Dónde están sus compañeros, Superior?”.

“Ja, ja…”.

Ante la pregunta, el Inmortal de Jade no pudo evitar la risa que se le escapó. Sonaba como si acabara de salirse con la suya con una broma malvada. En voz baja,