“Así que este es el hijo de Chester, ¿eh?”. Una débil voz surgió desde lejos.

La silueta de una figura atractiva, pero misteriosa, apareció poco después. El hombre tenía una belleza de otro mundo escrita en todo su rostro. A pesar de estar dotado de rasgos divinos, optó por tener una expresión bastante fría.

No era otro que el mismísimo Skylar Blanc.

Kendall y Neil se retiraron tan pronto como vieron eso. Ellos salieron corriendo del campo de batalla en un instante, logrando aterrizar sin problemas a pesar de la repentina aparición del hombre.

“¿Qu-Quién eres?”, tartamudeó Neil mientras le preguntaba al extraño.

A medida que se prolongaba la interrupción, el peso sobre los hombros de Neil se hizo más aparente. Solo con la presencia de Skylar Blanc se hizo evidente la atmósfera. Él exudaba un aura que no podía ser igualada ni comprendida.

“¡Mi nombre es Skylar Blanc! Todo lo que sucedió esta noche fue por mí”, exclamó Skylar con indiferencia.

“¡Entonces, tú eres el responsable de