Sin embargo, dado que eran subordinados del Archidemonio, seguramente serían diferentes de la gente común, especialmente en apariencia. Mientras Darryl pensaba en eso, salió del estudio y caminó hacia la sala de estar.

Cuando llegó al salón, Chester y Dax se habían ido a la sala privada para entrenar, dejando solas a Yvette, Debra y las otras mujeres para charlar entre ellas.

“¡Darryl!”. Cuando vio a Darryl, Yvette preguntó: “¿Por qué la Reina de la Muerte mandó a su enviado? ¿Pasa algo?”.

Darryl sonrió casualmente y dijo: “No pasa nada. La situación en los Nueve Continentes ha cambiado recientemente. Ileana solo me recordó que tuviera cuidado con Rogart”. Darryl todavía no podía decir nada sobre el Archidemonio, por lo que solo le quedaba inventar algo como excusa.

Yvette no hizo más preguntas al respecto.

Luego, Darryl conversó con las mujeres. Después de un rato, Jewel de repente pensó en algo y rápidamente le preguntó a Darryl. “Señor, usted se ha ido por tres años y no ha vis