No había ninguna razón para impedir que Skylar hiciera el ridículo.

Debra soltó un suspiro de alivio y su rostro estalló en una sonrisa. Le molestaba un poco que Darryl la obligara a aceptar un regalo de otro hombre, pero eso quedó en el pasado cuando se dio cuenta de que era su forma de darle una lección a Skylar.

El rostro de Skylar se ensombreció al instante y sus ojos brillaron de ira. ‘¡¿Cómo se atreve a decir que el abanico de jade es falso?! ¡Ese inútil debe pagar con su vida por humillarme!’. Su ira se intensificó al ver la forma en que Darryl se aferraba al hombro de Debra.

Él se rio con frialdad, tratando de controlar su ira. “¿Dices que ese abanico de jade es falso? ¿Cómo es posible que una tienda tan grande como esta venda una falsificación? Solo lo dices porque sabes que no tienes la capacidad de comprarlo, ¿verdad?”.

Al oír la última frase, su rostro se volvió despectivo.

Darryl sonrió y no dijo nada.

El alboroto que habían causado había atraído a muchos especta