Después de unos segundos, Darryl se calmó y luego miró al Emperador Aurelias con curiosidad. “Su Majestad, ¿cuál fue la apuesta que hizo con su hermano menor?”.

No cabía duda de que el Emperador Aurelias había perdido la apuesta. De lo contrario, no se habría quedado en esa Tumba Inmortal oscura y sin cielo. Darryl quería llegar al fondo de todo.

El Emperador Aurelias lo pensó. Una ola de expresiones pasaron por su rostro mientras pensaba en el pasado. Después de unos minutos, dijo lentamente: “Mi hermano menor y yo hicimos una apuesta sobre la naturaleza humana. Yo creía que los humanos eran amables y trabajadores, pero él aseguraba que eran codiciosos y malvados. Para comprobar eso, pusimos a un humano en un bosque de frutas espirituales y luego le dimos un manual secreto sobre el poder divino junto con un hada que lo vigilaba todo el tiempo”.

“Le dije a esa persona que mientras hiciera lo que le dijera, podría quedarse en la Región Divina después de cultivar el poder divino. Sin