Darryl se burló y los ignoró.

“¡Darren! ¿Estás bien?”, preguntó la Señora Pandora con lágrimas en el rostro. Ella odiaba ver a Darryl así.

Darryl asintió y trató de calmarla. “¡Estoy bien!”.

Para entonces, ya estaba rodeado por Jameson, Karum y sus hombres.

“¿Me quieres muerto? ¡Ni en un millón de años!”. Darryl estaba arrinconado. Sus ojos estaban inyectados en sangre y, con un rugido, rápidamente presionó el punto de acupuntura en su hombro para detener el flujo de sangre. Luego, invocó su Alabarda Celestial e, inmediatamente, la giró.

La Alabarda Celestial emitió un sonido mientras su luz roja como la sangre envolvía al instante a los cientos de hombres que estaban cerca de él, lo que provocó que los hombres gritaran de dolor mientras caían en charcos de sangre.

Los ojos de Jameson se pusieron rojos de ira y conmoción. ¿Cómo fue posible que Darryl lanzara un ataque tan poderoso cuando ya estaba tan debilitado? Él debía ser eliminado ese día. De lo contrario, ¿quién sabría qué