Harper disfrutaba de la mirada en el rostro de la Señora Pandora. Se echó a reír y dijo: “Señora Pandora, entregue la Escritura del Jade Sagrado si quiere salvar a sus hombres”.

La Señora Pandora siguió mordiéndose los labios mientras el pánico crecía en su interior. No había forma de que ella entregara el último tesoro del Templo de la Luz, pero ¿qué pasaría con sus hombres?

Mientras la Señora Pandora estaba luchando por saber qué hacer, escucharon una voz fría que venía desde la distancia. “¡Deténganse!”, gritó Darryl mientras salía de su escondite. Estaba sonriendo, como si todo eso fuera un juego para él.

Aunque deseaba no tener que revelarse, no podía soportar ver a la Señora Pandora siendo intimidada de esa manera. Después de todo, habían pasado una noche increíble juntos. Además, también estaba el asunto de que le hacía falta la segunda mitad de la Escritura del Jade Sagrado.

Harper y todos los demás voltearon sus ojos hacia el recién llegado.

“¿Darren?”, preguntó la Señora