"Sin la Píldora de Vigor, ¡siempre estarás atormentada por el peligro de un brote psicótico!".

Darryl parecía sombrío, pero en sus ojos brillaba una sonrisa de desprecio. ‘¡Vete a la m*erda! ¿Me has torturado y aún así tuviste el descaro de pedir una Píldora de Vigor? ¡Sigue soñando!’.

Sonya convulsionó y se congeló de inmediato.

Entonces, se mordió los labios y miró a Darryl. "¿Todavía tienes la Píldora de Vigor contigo? ¡Sácala rápidamente! ¡Te romperé los meridianos y te despellejaré vivo si te atreves a engañarme de nuevo!".

"¡Ya no!". Darryl sonrió tranquilamente. "¡Solo tenía una!".

Los ojos de Sonya se enrojecieron; parecía tan enfadada como si sus ojos pudieran escupir fuego como la erupción de un volcán. Luego, con calma, Darryl continuó. "¡No tengo más, pero siempre puedo refinar uno!".

‘¿Qué?’.

Sonya volvió a quedarse atónita. Se quedó mirando sin comprender a Darryl; pensó que sus oídos la habían engañado.

‘¿Él puede refinar una Píldora de Vigor?’.

El mét