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Al día siguiente...

Nina

Me privé de dormir, me limité a contemplar cómo se despejaba el día a través de una estrecha ventana de barrotes regordetes. Estoy muy cansada y confieso que incluso he soñado despierta con un baño caliente y una cama mullida. No sé exactamente qué hora es y no tengo fuerzas para levantarme de esta cama estrecha y dura. En algún momento mis ojos empiezan a sentirse pesados y me dejo llevar por la sensación de somnolencia. Sin embargo, el sonido de la pesada llave en la tosca cerradura de la celda me avisa de que mi paz ha terminado.

- Levántate, el delegado quiere hablar contigo. - ordena el policía prácticamente arrastrándome fuera de la cama y pronto estamos caminando por el ancho pasillo.

- Buenos días, princesa. ¿Qué tal su estancia en nuestro hotel de cinco estrellas? - pregunta el gilipollas hijo de puta. Maldigo mentalmente mientras me esposan a la mesita. - Espero que lo de anoche le haya hecho pensar más en sus condiciones y, por supuesto, en sus opci
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