El tono de la señora Vargas era muy humilde.

Magnolia miró a la mujer de mediana edad que tenía delante, no había soñado que la poderosa señora Vargas tendría el día de disculparse con ella.

Pero realmente no quería que Aria tuviera una abuela en la cárcel.

Después de todo, si este asunto se difundía en el futuro, podría ser una molestia para la niña.

Magnolia respiró hondo, —si quieres que no llame a la policía, tengo una petición.

—Aceptaré todas las condiciones que digas.

—Es muy sencilla: no les voy a dar la custodia de Aria, y ni piensan en ello. No pueden decir nada mala delante de la niña. Si me entero, no te dejaré libre por segunda vez.

Todavía había cierta reticencia bajo los ojos de la señora Vargas, pero basándose en la situación actual, no tenía ningún derecho a poner condiciones.

Finalmente, la señora Vargas asintió a regañadientes con la cabeza y dijo, —te prometo esta condición y no volveré a mencionarla.

Originalmente, había venido aquí principalmente para su hermano.