Ricardo bajó tranquilamente las escaleras, miró a Magnolia y le dijo, —no has tomado tu bolso.

Magnolia se dio cuenta de que Ricardo llevaba su neceser de maquillaje en la mano.

Debió de caerse en la silla cuando la sacó para el maquillaje.

Magnolia quiso adelantarse para cogerlo, pero Roberto lo quitó y miró a Ricardo con recelo. —¡Tienes coraje sabiendo que esto es Ciudad Sur, el territorio de nuestra familia Ruiz, y te atreves a venir aquí solo!

Ricardo contestó en tono respetuoso, —mi hija está enferma, así que debo visitarla.

David se puso furioso al oír estas palabras, —¿tu hija? Pero en primer lugar estuviste a punto de abortar a la niña! ¿Y sabes lo mucho que tuvo que trabajar Magnolia para que naciera? No mereces ser el padre de la niña.

La culpa brilló bajo los ojos de Ricardo, —Lo sé, les debo mucho, por eso ahora intento compensarlas.

Roberto se mofó, —una disculpa tardía no significa nada. A la familia Ruiz no nos falta de nada, ni falta tus compensaciones.

Ricardo contest