Ricardo estabilizó la situación al instante.

Miró a su oponente en la página del ordenador, e inmediatamente comenzó a contraatacar.

Sin embargo, el hacker no se echó atrás, y ambos se enfrentaron en los sistemas internos del grupo, sin que ninguno de los dos diera marcha atrás.

Los compañeros del departamento de seguridad se miraron incrédulos, ¿qué estaba pasando?

El director del departamento de seguridad se secó el sudor de la frente, —Todos renuncian, no nos queda nada.

Era lucha entre dioses, así que ellos, los corrientes no deberían unirse a la pelea.

Un joven del departamento de seguridad abrió la boca con asombro, —Director, ¿resulta que el señor Vargas también es experto informático? ¿Es bueno él que tú?

El director de seguridad suspiró, —era joven e impetuoso como tú en su día, y luego vine a trabajar obedientemente para pagar mis deudas cuando me enseñó una lección.

Si no, con su carácter, ¿cómo iba a venir al grupo a trabajar según las normas? Pero dispuesto a apostar, solo