Roberto hizo una pausa, —pues, es culpa de tu exmarido.

Su hermana era amable, inocente y encantadora, ¿cómo podía un hombre ser tan ciego y no quererla, y hacer que su hermana pidiera el divorcio?

De todos modos, debía ser culpa del otro.

Magnolia sonrió un poco impotente, —Roberto, en realidad la culpa es mía.

Su culpa fue no haber sido tan comprensiva y haberse casado impulsivamente con Ricardo.

Roberto le acarició la cabeza, —Magnolia, ¡cómo puedes estar equivocada a los ojos de tus hermanos y primos! El divorcio no es nada. Cuando volvamos a Ciudad Sur en el futuro, conozco a muchos jóvenes talentos, así que te los presentaré.

—Roberto, no estoy pensando en matrimonio en este momento.

—Así es, el matrimonio es la tumba del amor, puedes enamorarte más a menudo, y cuando te canses de él, puedes cambiar a otro hombre.

Magnolia se calló.

Parecía que era la idea del amor que tenía Roberto.

Se quedó callada un momento, —Roberto, no le cuentes a la familia lo de mi divorcio por ahora.

—M