Capítulo 161
Ricardo bajó la cabeza y miró su expresión inocente y pura, como si él fuera el malo, lo que reavivó su ira que ya había comenzado a calmarse. Sus ojos se posaron en los labios de ella y, sin pensarlo, los besó, esperando que eso la hiciera callar.

Magnolia se quedó petrificada, olvidando incluso respirar.

¿Qué demonios estaba haciendo él?

Cuando ella volvió en sí y trató de apartarlo, se dio cuenta de que su pecho era como una roca, imposible de mover. Lo miró con los ojos muy abiertos, sintiendo como si su mirada profunda estuviera a punto de absorberla.

El ambiente dentro del carro se volvía cada vez más ambiguo y tenso.

Con las manos contra su pecho, Magnolia agarraba su camisa con fuerza; aunque era un gesto de resistencia, parecía más bien que se aferraba a sus hombros, como si lo estuviera invitando.

Finalmente, le mordió el labio con rabia. El dolor hizo que Ricardo gruñera y, por instinto, la soltara. Sus ojos estaban enrojecidos, y respiraba agitado mientras la observaba fija
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