Capítulo 119
Magnolia vio ese documento familiar y enseguida supuso de qué se trataba.

—Ya te lo dije —respondió sin tomarlo—, no quiero nada.

No necesitaba ninguna propiedad que él le diera.

El hombre frunció el ceño y dijo impacientemente: —No tengo tiempo para jugar a esto contigo

—Ricardo, nunca estaba jugando. Lo digo en serio —Magnolia giró la cabeza y lo miró, expresando con calma—. Dijiste que odiabas cuando manipulaban tu matrimonio, y bueno, ese asunto fue una fantasía mía desde el principio. Durante estos últimos tres años, deberías sentirte repugnado por mi mera presencia. Así que considera esto como una compensación por daños morales. No necesitas darme dinero. Elijo salir sin llevarme nada.

Ricardo bajó la mano que le frotaba las sienes e inclinó la cabeza, encontrando una calma inusitada en sus ojos brillantes, pero su estado de ánimo no mejoró. Puso el documento en medio de los dos y replicó: —No es necesario. Esto es lo que debería darte. No soy tan tacaño con una mujer con la que
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