Capítulo 121
La repentina aproximación de Magdalena hizo que Magnolia se pusiera al instante alerta, hasta empezando a sentirse un poco inquieta.

¿Quién sabría lo que pretendía esta hipócrita?

Retiró su brazo y se negó con frialdad: —Creo que sería mejor si nos alejamos un poco.

—Incluso después de divorciarte de Ricardo, aún podemos ser amigas.

Magnolia se rio sarcásticamente y preguntó: —¿Conociste a alguien que sea amiga de una amante?

Ante la palabra «amante», el semblante de Magdalena se oscureció momentáneamente. Sin embargo, debido a la presencia de Ricardo y su madre, cambió enseguida su expresión, aparentando ser una víctima, y dijo: —¿Por qué tienes que ser tan aguda? Realmente quiero que todos nos llevemos bien.

Ana se adelantó de inmediato para defender a Magdalena. —Magnolia, ¿quién te crees que eres? ¿No ves lo amable que es la señorita Ruiz? ¿Cómo te atreves a llamarla amante? Si hablamos en serio, tú fuiste quien se entrometió en las relaciones de los demás. Si no fuera por ti, ella
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