Capítulo 97

Sintió como la bilis subía hasta su garganta, se le erizaron los bellos de sus brazos. El dolor de sus pies fue olvidado momentáneamente.

Un espasmo recorrió una de sus manos.

—¿Cómo sabes...Cómo sabes eso?

—Te hice una pregunta.

Abrió la boca, dispuesta a decir ¿la verdad? ¿una mentira? ¿balbucear? Realmente no lo sabía.

Un estrépito hizo girar a ambos hacia la misma dirección.

—Sólo dejo esto aquí y...

—¿¡Sam?!

El susodicho se enderezó con los ojos bien abiertos, al parecer no había reparado en la presencia de los dos, hasta ahora.

—¿Eh? ¿A? ¿Evan?—Se acercó—. ¿Qué hacen tan tarde todavía afuera? Vine a dejar unas cuantas cosas que tu abuela me había prestado pero pensé que ya se habían ido a la cama.

Abbey asintió.

—Si, ahora estaba por ir a dormir...

—¿Qué pasó con tus pies, A?

—¡Ah! No es nada, sólo fueron los zapatos...

Sam hincó una rodilla en el piso sin dudar.

—Déjame ver—sujetó su empeine—. ¡¿Cómo no va a ser nada?! Estas sangrando ¿Te duele mucho?

Fue arrebatada de sus
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