Apunto del Anochecer, Mizuki y Mupi, se encontraban frente a la Cabaña de Hechiceros, en el patio del Castillo Dorado, los soldados nocturnos se preparaban para cubrir sus puestos. El hechicero, observó a Mizuki y le reiteró:
—Bueno querida, como te expliqué mas temprano, el primer paso para convertirte en aprendiz, es el de transferirte parte de mi poder.
—¿Eso significa que me convertiré en hechicera?—Así es, luego de la transferencia, te enseñaré como controlar y aumentar ese poder, con entrenamientos acordes, pequeña—continuó Mupi—¿Estas lista para ser hechicera? El hombre espero la respuesta de la niña, quien respiró profundo y asintió firmemente, el hechicero sonrió y poso con suavidad las manos sobre la cabeza de Mizuki, luego ambos cerraron los ojos. Por unos segundos se escucharon los pasos de los soldados que andaban de un lado a otro y entonces comenzaron a sentir los efectos del proceso, Mizuki sentía una eA la mañana siguiente, Mizuki, despertó llena de energía se sentía fuerte y poderosa, pero no por los poderes transferidos por Mupi los cuales no se habían manifestado aún, era una sensasión distinta. Luego de Asearse, Salió de la habitación e iba jugando dando saltos sobre las flores que formaban los vitrales sobre la alfombra. en uno de los últimos giros escuchó pasos y se detuvo prestando atención a la oscura figura que se aproximaba por el pasillo, la pequeña sonrió al darse cuenta que se trataba de la princesa Celani, la heredera del castillo y de la que era encargada de proteger. La luz del sol colada atravez de los cristales hicieron billar el hermoso cabello rubio de la alta y esbelta chica de ojos azul real. Celani, al ver a Mizuki le sonrió. la niña realizo una suave reverencia y la princesa ya mas cerca de ella, saludó:—Buenos días, querida Mizuki.—Buenos días Majestad—Contestó la joven sin dejar su reverencia.—Mizuki,
La princesa Celani, al ver a Mizuki le sonrió, y El príncipe en cambio le dio la espalda a la niña, su hermana lo reprendió y la joven hechicera aunque se molestó por la aptitud de Esleider, llegó junto a ellos.—Hola nuevamente, Mizuki, ¿Cómo va el entrenamiento?—Va regular, alteza, ¿y ustedes? Mizuki observo las ropas del principe, quien aúnnle daba la espalda e interrogó:—¿Saldrá a cabalgar , majestad?—Eso no es de tu incumbencia—contesto Esleider de forma altanera. Mizuki respiró y tratando de no contestarle mal al príncipe continuó:—Lo acompañaré alteza, su padre me impuso el deber de protegerlos y es peligroso que... Esleider volteó y c
Iniciaba el año 1451, en el que enero, había corrido bastante rápido, y en cambio febrero apenas llegaba a su mitad. Los último meses del año anterior, habían pasado tranquilos, aunque los disturbios en las aldeas del territorio de Misem continuaban. Mupi, ya pronto cumpliría sus 33 años de edad, aunque salvo por la barba que el invierno había dejado en su rostro, no lucia tan mayor. Mizuki, cumplió sus 11 años en diciembre del año pasado pero, en vez de celebrarlo, solicitó permiso para viajar, pues llevaría flores a sus padres dado que aquel mismo día estos cumplieron un año de haber sido asesinados. Esleider, se mantenía ocupado, ya que luego de cumplir sus doce años se le habían dado mas responsabilidades. Celani, hab
Llelican se había quedado parado, viendo como Mizuki y el hombre que la había llamado se alejaron y al recordar a la chica sonrió. La ronca voz de su padre lo hizo reaccionar y el joven corrió a su lado. Druposqui y LLelican, estaban de regreso en el castillo de plata. Al bajar del caballo el conde fue abordado por el soldado que le dijo algo acerca de la condesa y sin decir nada el papá de Llelican se fué. Al chico no le extrañó aquella acción y al encontrarse solo se puso a entrenar. Al caer la tarde, el joven Llelican escuchaba cuchicheos cercanos a la habitación de su madre, el chico conocía la condición delicada en la que se encontraba pero, cuando intentó acercarse a verla, su padre salió de la habitación y lo detuvo:—Lo siento Hijo, no puedes p
La muerte de la condesa afecto a Druposqui de tal manera que su aptitud con Llelican cambió, de ser calida y parternal a ser fría y desatendida, Silver aprovecho ese cambio para manipularlo y entrenar a Llelican para « volverlo más fuerte». El joven hechicero, amaba a su padre y el rechazo que este tenía para con el le causaba mucho dolor y enpezo a sentir una triste soledad. En la sala de los hehchiceros del castillo dorado, Mizuki colocaba en envases de cristal polvo de hierbas medicinales y polvos elementales y esenciales para posiones, y El gran maestro Mupi, escribía agilmente sobre un trozo de pergamino, que luego cerró, en forma de sobre. Mupi se acercó a la puerta de la sala y al ver pasar a un soldado por el frente le entregó la carta y solicitó que fuera enviada. Esta era la tercera Misiva que enviaba al castillo de plata tras la muerte de la Condesa, el Maestro hechic
Druposqui y Llelican ya se encontraban en el despacho de Silver donde el silencio ambiento la habitación unos instantes, hasta que el Conde con voz cansada y apagada interrogó:—¿Qué ocurre Silver?—Hemos recibidos varias amenazas del Castillo Dorado, es momento de atacar, antes de que ellos lo hagan.—Imposible, sabemos bien que el Rey Misem es pacifico y es raro que haga alguna amenaza—Alegó Druposqui.—Es cierto hermano—Admitió el general—Pero, estas amenazas no vienen de Misem, sino de uno de sus aliados.—Ya veo—Expresó Druposqui, sabíendo a quien se refería silver.—Entonces, debemos prepararno para atacar, tú e incluso Llelican irá.—¿Y yo que pinto en ese asunto?—reclamó Llelican.—Debes comenzar a participar en las batallas, muchacho—Explicó Silver, serio— Escuche que el Gran maestro del Castillo dorado tiene una aprendiz, ella será tu oponente. el chico miró a su padre, buscando una salvación pero, Druposqui sin mirar a su
Mupi se encontraba en su habitación, sentado en uno de los muebles del estar, observando una hermosa cajita labrada que se encontraba sobre la mesa y dentro de esta el cristal azul brillaba con gran intensidad. El hechicero pensó en como aquella joya había sido creada y de pronto las imágenes de Silver y Druposqui llegaron a su cabeza e instintivamente cerró la caja y aun mirándola frunció el ceño, recordar a los dos habitantes del castillo de plata lo hizo recordar todo el daño que habían hecho. De pronto el Toc Toc de la puerta lo sacó de sus profundos pensamientos haciéndolo dar un salto. Al segundo golpe la voz cantarina de su pequeña aprendiz, Mizuki se escucho preguntando:—Gran maestro esta ahí—Sí, querida, adelante La niña abrió la puerta y dió un pas
El ejercito de plata marchaba al castillo dorado, pasando por las aldeas y destruyendo todo a su paso por ordenes de Silver, sin importar lo que dijera el Conde Druposqui. Nada los detenía.Una maliciosa sonrisa se dibujó en el rostro de Silver al ver a lo lejos la silueta del castillo dorado que aclaraba al igual que el cielo. Mizuki y Mupi se preparaban para las prácticas, cuando en eso uno de los vigías se les acercó y alarmado les anunció:—¡Se acerca el ejercito de plata! El gran maestro se levantó sorprendido y miró a Mizuki preocupado, la chica se levantó y asintió ante la mirada de su maestro. El hechicero expresó:—¡Gracias por el aviso!—y luego ordenó—Ve a decirle al general, la hechicera Mizuki y yo le informaremos al rey y los príncipes. El joven soldado asintió y se fue al otro jardín del castillo, Mupi se dió vuelta pero antes de empezar a caminar sintió que a