—¡Estas loca, desquiciada, definitivamente tienes algún trastorno mental! —grita Pablo caminando de un lado a otro de la habitación de hotel que ha alquilado.
—Eso no te importó cuando le metías los cuernos conmigo a mi hermana —plantea Débora tranquilamente sentada en el sofá con las piernas cruzadas.—Nos divertimos, no voy a negarlo, ¿Pero acaso pensaste en las consecuencias de esto? ¡Con eso lo único que vas a lograr es provocar a Julieta, y que exponga nuestra relación! ¿Te has puesto a pensar en lo que eso podría significar para mí? —cuestiona el futbolista que no puede seguir dando lugar a ese tipo de problemas que dejan su imagen por el piso, su agente ya se lo ha hecho saber.—Creí que conocías a mi hermana, después de esto ella no va a exponer nuestra relación, lo más probable es que me acusen de tener una crisis nerviosa o algo de eso, cosa que yo voy a utilizar también para justificar esa denuncia —alega la muchacha restándole im—Sí, Luis, la verdad es que esa acusación ha sido falsa, aunque no se debe tomar a Débora como una mala persona. Ella recientemente ha tenido que ser tratada por un especialista, ya que a causa de un ataque de nervios se autolesionó y lanzó esas acusaciones en contra de su hermana —relata Pablo a través de un móvil del mismo programa en el que Débora lanzó su acusaciones. —Oh, ¿Eso no le traerá problemas legales? La acusación que hizo contra Julieta fue muy grave, debo confesar que incluso yo llegué a tomarle cierta saña a Julieta —plantea el reportero demostrando cierta vergüenza en su expresión. —Ella tendrá que lidiar con las consecuencias de sus acciones, pero en realidad no serán tan graves ya que ha sido producto del estrés que viene acumulando. En cuanto a Julieta yo mismo quiero disculparme por todo esto, si no hubiese tratado de esconder esta relación probablemente podría haber —intercede el futbolista siguiendo palabra por palabra lo que su nu
—Señor Ariel, que sorpresa, pase por favor —invita el mayordomo de la casa Steinberg evidentemente sorprendido de la aparición del heredero.—¿Cómo estás, Felipe? ¿Se encuentra mi madre? —pregunta el empresario con una sonrisa sutil en los labios, en cuanto dejó a Julieta en su departamento manejó hasta su antiguo hogar para conseguir las respuestas que está buscando.—La señora Steinberg se encuentra tomando el té en el patio, ¿Quiere que le anuncie su llegada? —propone el mayordomo con amabilidad.—Oh, no, considérate liberado, Felipe, aun recuerdo el camino al patio —responde Ariel comenzando a caminar hacia esa ubicación intentando formular en su mente las preguntas correctas.—¿Ariel? ¡Que gran sorpresa, no sabía que vendrías! ¿Ha sucedid
—Sí, he llegado bien, cariño, no tienes que preocuparte, es solo que necesitaba un poco de aire fresco, y no quise molestarte, sé que has estado muy ocupado últimamente—asegura Alicia a través del celular corriendo una gruesa cortina naranja para cubrir la ventana.—Ya te lo compensaré cuando termine con este negocio, quizás un recorrido por toda Europa, sé que te gustaría —propone Fernando para no tener que soportar algún reclamo por parte de su mujer.—No te preocupes, estaré de regreso para antes de que puedas comenzar a echarme de menos —afirma la señora Steinberg soltando una risa divertida para dejar tranquilo a su marido, aunque lo único que desea en ese momento es terminar con esa llamada.—Eso espero, recuerda que este fin de semana tenemos la cena con el gobernador, así que te espero para en
—¿Te divertiste mucho en Carlos Paz, primo? —pregunta Timoteo ingresando en la oficina de Ariel tomando asiento frente a él. —Diversión no fue exactamente lo que tuve, aunque en realidad tampoco fue la razón de ese viaje —murmura el empresario sin levantar la vista del informe que está leyendo para asegurarse de no retrasarse con el trabajo. —¿Acaso desperdiciaste la grata compañía de esa bella mujer por estar metido en el trabajo? Creo que tienes un grave problema con eso si lo has hecho —plantea el primo tratando de establecer qué tan interesado está en la modelo. —Fui hasta esa ciudad por trabajo, así que eso hice, trabajar —asegura Ariel preguntándose la razón por la que su familiar está interesado en indagar sobre su viaje y relación con Julieta—, debo decir que me sorprendió que no estuvieras presente en un evento de tanta importancia para tu negocio. —Créeme que me hubiese encantado estar allí, sobre todo habiendo tantas mujeres
—¿E-en serio e-eres tú, Valentina? N-no es posible —murmura Alicia sintiendo un escalofrío recorriéndole el cuerpo.—Pues supongo que deberías redefinirte lo que es imposible, hermanita, y dime: ¿Sientes algo al verme, al ver lo que me hiciste? —interroga la mujer con tranquilidad clavando sus ojos en su hermana mayor.—Yo… yo no puedo creerlo… yo lo siento, mucho… tienes que creerme que no quería hacerte daño, no a ti, se suponía que esa tarde ibas a estar en lo de tu amiga Charlotte, ellos iban a retirarte del jardín y llevarte a su casa —confiesa la señora Steinberg con la voz quebrada por el llanto.—Pero Charlotte no fuese ese día al jardín porque tenía gripe, así que volví a casa, no por nuestros padres, los odiaba tanto como tú, pero en casa me esperabas t&ua
Ariel levanta el puño para golpear la puerta del departamento de Julieta por tercera vez, pero lo baja una vez más soltando un largo suspiro, y dándose media vuelta camina hasta el final del pasillo y vuelve nuevamente a pararse frente a la puerta. No puede entender por qué razón se siente tan nervioso, sobre todo cuando esa tarde le confesó sus sentimientos, lógicamente ahora debería resultarle algo mas fácil, pero tiene miedo, hay cierto temor en su pecho de comenzar algo serio con ella. Y no es porque no crea que puedan llegar a buen puerto, o que la sienta insuficiente para él, sino que teme que le pueda pasar algo parecido a lo de Esmeralda, que si se atreviese a intentar convertirla en alguien importante en su vida pudiesen volver a arrebatársela, y ciertamente tiene la seguridad de que no sería capaz de poder soportar pasar por algo así nuevamente.—No puedo esconderm
—No puedo creer que ella ya no esté con nosotros, era una mujer tan maravillosa, la nación entera sentirá su ausencia —afirma una mujer de vestido negro tomando las manos de Ariel que intenta demostrar pesar en su expresión.—Sí, es algo difícil, pero prefiero pensar que ahora se encuentra en un lugar mejor —murmura Ariel que disimuladamente levanta la vista para ver la gente que resta por darle ese pésame cargado de falsedad.—¿No crees que deberías mostrar un poco más de dolor por la muerte de tu madre? —cuestiona Daniel parándose al lado de su amigo .—Puedo asegurarte que pongo todo mi esfuerzo para aparentar que me afecta siquiera un poco, pero la verdad es que no soy un gran actor —responde el empresario que incluso aunque quisiese sentir algo, le resulta imposible, aun cuando el dolor de haber perdido a Esmeralda s
—¿Acaso te has vuelto loco? ¡No pienso casarme con Carolina, no lo hice cuando mamá me acosaba constantemente con esa idiotez, y no pienso hacerlo ahora que por fin he logrado librarme de ella! —espeta Ariel al borde de un ataque de furia clavando los ojos en su padre.—¿Cómo te atreves a hablar de esa manera de tu madre? ¿Ni siquiera en su entierro tienes la decencia de respetar a la mujer que te dio la vida? —reclama Fernando con la respiración agitada por la insolencia de su hijo.—¿Respeto? ¡Esa mujer a la que debo llamar madre perdió mi respeto hace mucho tiempo, y no solo porque nunca fue como una madre, sino porque se encargó de alejar de mí a la mujer que yo amaba! ¡Ella arruinó mi vida, solo porque jamás fue capaz de pensar en el bienestar de alguien más que en el suyo propio! —expone el empresario cerrand