—¿Te dejó plantada? No lo puedo creer, y con lo hermosa que éstas —lamenta Malena pasándole una taza de café a su amiga que se acurruca en el sillón con el vestido recto color verde agua.
—Pues créelo porque es lo que sucedió, eso me pasa por estúpida había dicho me quedaría sola por un tiempo, alejada de los hombres, debí haber cumplido mi palabra —protesta Julieta sintiendo como la aversión por su jefe que sentía al principio comienza a resurgir.—Quizás le sucedió algo y por eso no pudo llegar, ¿No intentaste llamarlo? —consulta la amiga sentándose en el sillón.—¿Y darle la oportunidad de inventar una excusa? Lo estuve esperando media hora, suficiente tiempo para que si algo me hubiese pasado me avisara —replica la modelo enojada.—Aún así creo que se merece la oportunidad de darte una explicación — determina Malena considerando que el empresario es un muy buen partido como para dejarlo ir fácilmente solo por eso.—Pues yo no loCarolina tira una pila de papeles sobre su escritorio con cierta molestia, detesta tener que trabajar cuando no es capaz de concentrarse. Y desde su encuentro con Alicia su mente simplemente parece haberse convertido en un mar agitado de pensamientos. Le queda claro que su objetivo de conquistar a Ariel se vuelve cada vez más complicado, sobre todo cuando la competencia solo parece ir aumentando. Ya no le queda lidiar solo con Julieta, sino con el gran amor de Ariel, esa tal Esmeralda, casi parece que alguien allí arriba estuviese ensañado con ella de que no consiga estar con el empresario, pero por más que el universo entero se ponga en su contra no piensa ceder, ella jamás se da por vencida.—Y quizás la aparición de Esmeralda termine siendo lo que me ayude a quitar a Julieta del medio, si lo utilizo bien incluso puede que llegue a empujar a esa modelo de cuarta a meterse con otro hombre —murmura la empresaria pensando en que debe ponerle a alguien en el camino, a ese ti
—¡Por Dios, dime que has visto lo que ha salido en todas las revistas! —exclama María entrando la tienda con ansiedad.—Muchas gracias, señor que lo disfrute —despide Esmeralda con una gran sonrisa al hombre que mira extrañado a alterada muchacha que acaba de entrar—. ¿Revistas? No sé de qué hablas, no presto atención a esas cosas.—¡Pues estoy segura que esto si llamará tu atención, mira! —indica la empleada poniendo un par de Revistas sobre el mostrador sin quitar la mirada del rostro de su Jefa para no perderse su reacción.—¿Qué es esto? No puedo creerlo… esos malditos reporteros —refunfuña la mujer soltando un suspiro de molestia.—No me dijiste nada que te lo habías encontrado, ¿Qué sentiste cuando lo viste? ¿Moriste de amor o lo trataste como a un cretino? ¿Se movió algo dentro de tu corazón o seguiste fría como un témpano de hielo? —interroga María expectante, como si estuviera viviendo una telenovela turca en vivo y en direc
Sentada en la mesa de un Café, Julieta contempla a una joven pareja que se cuchichean al oído mientras ríen, no puede evitar esbozar una sonrisa ante esa imagen tan tierna, incluso hasta le viene a la mente las muchas veces que estuvo con Pablo de esa misma manera. Tan enamorada, tan ilusionada, tan llena de sueños en las que ambos estaban juntos enfrentando cualquier adversidad que se les presentaba, impulsados solamente por el amor que se tenían el uno al otro. Sin embargo, incluso esa relación terminó siendo una fantasía, una mentira, una desilusión no muy diferente de la que acaba de experimentar con su Jefe. Bebiendo un sorbo de su capuchino se pregunta una vez más en qué estaba pensando, por qué decidió darle una oportunidad como si no hubiese aprendido nada, quedando como una especie de masoquista que no ha aprendido nada, que tropieza con la misma piedra una y otra vez. Aunque debe confesar que por un momento estuvo convencida de la sinceridad del interés del empresario por
Sentada en el interior de su vehículo Alicia contempla la tienda de vinos con una expresión de desprecio, la sola existencia de ese lugar es un insulto a su persona. Esa tonta muchacha de pueblo que se ha osado a volver a esa ciudad para abrir ese negocio, como si estuviese formando su propio imperio. Eso no ha sido otra cosa que un claro desafío hacia la mujer que la echó de ese lugar hace diez años, pero por más que esa tal Esmeralda se crea con lo necesario para desafiarla, no deja de ser una tonta niña ingenua que lo único que ha logrado ha sido meterse la boca del lobo, y ahora va a conocer las consecuencias de haber cometido ese terrible error.La señora Steinberg se baja del vehículo al ver a la empleada saliendo de la tienda y las persianas de acero de esta comenzando a bajar, parada en la acera toma una ligera bocanada de aire fresco que exhala con tranquilidad. Con la vista fija en la puertas a la que aún no han cerrado con llave comienza a caminar h
Ariel contempla a Esmeralda recostada en la camilla de la Clínica, hace mas de dos horas que han llegado y ella aun sigue sin despertar. Allí sumida en la inconsciencia y con una bigotera por la que le pasan oxigeno, no puede evitar pensar en la fatídica idea de que podría perderla, de que a pesar de haberla salvado de las llamas de ese incendio la muerte pueda hallar alguna manera para reclamarla.—Señor Steinberg, ¿Aún sigue aquí? —cuestiona el doctor al entrar en la habitación y verlo sentado al lado de la paciente.—A qué otro lugar podría ir? —cuestiona el empresario sin apartar la vista de Esmeralda, como si dependiera de su vigilancia que ella aun siga von los vivos.—A su casa a descansar, a darse un baño, ¿Al menos pasó por la Guardia para que lo examinaran? Usted también inhalo mucho humo —plantea el medico examinando el suero y el estado de la piel de la paciente.—Yo estoy bien, quien me preocupa es ella. ¿Es normal que a
—¡Ariel Steinberg se ha convertido en el centro de atención nuevamente, sin embargo esta vez no ha sido por una nueva campaña, un aumento de su fortuna, ni un nuevo amor, sino por haberse convertido en un héroe! ¿No es así, Melisa? —anuncia el panelista de un programa de chimentos en la televisión.—Sí, Luis. Ariel llegó a una tienda que estaba envuelta en llamas, al ser informado que la dueña aun se encontraba dentro se adentró al lugar y la salvó —informa la periodista mientras que en la pantalla pasan el vídeo que alguien ha grabado con el celular en el que se ve lo que está relatando.—Algo muy valiente, pero ¿Qué razón pudo haber tenido para arriesgarse de esa manera? No quiero opacar su valentía, pero uno no se mete en un lugar en llamas por cualquiera, y mucho menos si eres un exitoso millonario —plantea Luis tomándose asiento en su sillón rojo mientras mira a su compañera.—La gente ya lo ha catalogado de héroe, ese video se ha hecho viral en
—¡Así que la muy maldita logró salvarse, y nada menos que por mano del idiota de mi hijo, no puedo creerlo! —exclama Alicia lanzando el celular sobre la mesa al ver la fotografía de Ariel sacando a esa mujer de la tienda en llamas.—¡Así que nuestro hijo se ha convertido en todo un héroe, debo decir que me ha inspirado hasta cierto orgullo ver esa imagen de él salvando a la mujer con la tienda en llamas de fondo, casi parece la promoción de una película! —clama Fernando con una gran sonrisa sentándose en la mesa para desayunar.—Lo que ha hecho ese muchacho fue una tontería, arriesgarse de esa manera para salvar a una don nadie, podría haber muerto, no tiene ni una pizca de sentido común—reclama la mujer enfadada por la poca preocupación que su marido refleja frente a esa situación.—Pues para él no parece ser una don nadie, sino más bien alguien muy especial. Me pregunto si hubiese hecho lo mismo si hubieras sido tú la que estuviese allí dentro a
—¿Así que Guillermo quiere robarte a tu preciosa Julieta? — murmura Daniel caminando al lado de su compañero por los pasillos de la empresa.—¿Mi preciosa Julieta? —cuestiona Ariel arqueando una ceja extrañado.—No te hagas el tonto conmigo, te conozco perfectamente, puedo ver lo mucho que te ha afectado esa mujer —afirma el amigo con una sonrisa altanera en los labios al tener total seguridad en lo que dice.—Puedo aceptar que me ha cautivado un poco, pues tiene una manera de ser muy peculiar. Sin embargo, no creo que sea razón para que la catalogues de esa manera —replica el empresario mirando su reloj y apretando el paso para llegar a tener al menos media hora para el almuerzo.—¡Julieta ha puesto tu mundo de cabeza, aunque no quieras admitirlo! Claro que el problema aquí es wue no sabes lo que quieres —plantea Daniel apretando el botón de la planta baja del ascensor.—¿Qué no se lo que quiero?— reclamar Ariel en completo des