Sentado junto a la camilla de su esposa, Ariel suelta un largo suspiro, ha pasado toda la noche allí, y a pesar de que según los médicos ella ya no está en peligro, aún no ha despertado. Y cada minuto que pasa lo único que siente que crece es su desesperación, su imaginación se dispara pensando si ella jamás despierta, e incluso qué sucedería con Julieta en tal caso. —¿A-Ariel? ¿Q-qué haces aq-quí? —murmura Carolina con voz cansada, sintiendo como si un tren le hubiese pasado por encima. —¡Cariño, al fin despertaste! ¿Có-cómo estás? —pregunta el empresario con una oleada de alivio recorriéndole el cuerpo al verla por fin con los ojos abiertos. —Yo… lo siento, no debí haber hecho eso, pero… pero simplemente sentí que no podía hacer nada más. Quería dejar de ser una carga para ti, ya no seguir siendo un estorbo para tu felicidad —solloza la mujer que a pesar de aún estar algo somnolienta sabe que debe empezar con su actuación. —No, no. No debes pensar eso, mi felicidad está a tu lado
Julieta suelta un suspiro triste al comenzar a desarmar la cuna de su bebé, la noticia de la muerte de Fernando la mantuvo casi toda la noche despierta. Perderlo le ha resultado mucho más doloroso de lo que hubiese imaginado, en este tiempo realmente le había tomado mucho cariño, bien podría confesar que llegó a ganarse una gran parte de su corazón. Aunque como todo lo bueno en su vida, no pudo durar mucho, así que antes de que alguien venga a decirle que tiene que irse, ha preferido adelantarse. Desde temprano se ha dedicado a juntar sus cosas y hacer algunas llamadas para conseguir un nuevo apartamento, esa misma tarde podría estar alquilando uno si todo va bien. Al cerrar su ultima maleta se acerca al ventanal que da al jardín para contemplarlo una última vez, realmente echará de menos ese bello lugar, las atenciones recibidas, el sentirse como una especie de princesa. Pero no solo eso, sino también la compañía de Fernando y sus palabras cargadas de tanta sabiduría. —Buen día,
—Así que vienes a la empresa, y ni siquiera pasas a saludar a tu amigo por su oficina, no me digas que tu esposa ya te ha dominado y no quiere que estés cerca de mí —protesta Daniel entrando en la oficina de su amigo con una expresión de molestia.—No quería molestarte, supongo que habrás estado muy ocupado durante mi ausencia —responde Ariel echándose hacia atrás en su sillón para prepararse para esa charla que seguramente será larga y tendida.—Por tu piel veo que has estado bastante bajo el sol, me preguntó si fue tratando de escapar de tu esposa o paseando junto a ella —murmura el amigo tomando asiento frente a su compañero con una mirada interrogante ya que no ha tenido noticias de él.—Me fui de luna de miel, así que no debería ser una sorpresa que me la haya pasado junto a mi esposa, ¿No crees? —responde el empresario con un tono de voz frío.—¿Defendiendo a tu esposa? Eso sí que no me lo esperaba, ¿Acaso te has metido tanto en el papel de esposo enamorado que olvidaste que est
Carolina entra en el apartamento de Ariel llevando unas bolsas de compras, aunque claro que ahora es su apartamento, o por el momento al menos. Ya que considera que deberían comenzar a buscar un lugar más apropiado a su status, pero por ahora tratará de soportarlo, no quiere comenzar con los cambios bruscos de golpe, sino que lo hará mediante un proceso gradual. Sobre todo siendo que su esposo la ha recibido tan amorosamente, algo que sin ninguna duda no esperaba que fuese a suceder, o al menos no en el inicio.—¿Cariño? ¿Ya estás en casa? Pasé por el restaurante chino y traje cerdo agridulce, sé que te va a encantar —anuncia la mujer agudizando el oído para ver si recibe respuesta.—Sí, llegué hace un rato —responde el empresario sentado en el sillón de la sala con un vaso de whisky en la mano.—Oh, ¿Un trago a solas? ¿Tan mal estuvo el día en la oficina? —pregunta la mujer dándole un largo beso en los labios sintiendo el sabor de la bebida.—No mal, mas bien… inesperado, solo estab
Fernando lee con los labios fruncidos los artículos que hacen eco de la ultima entrevista de Avilés, lo cual no solo ha reavivado la imagen negativa de los Steinberg, sino que ha movido a alguna ONG y movimientos ambientales a comenzar marchas en contra suya, incluso hasta llega a hablarse de la intervención de la UNICEF ya que se ha el Fiscal ha denunciado que su propia hija fue victima de la contaminación. A ese paso las cosas se van a salir de su control, como una bola de nieve que solo seguirá creciendo hasta derribarlo por completo, sobre todo ante la aparición de entes tan poderosos que serán capaces de desenterrar la verdad incluso a pesar de su intenta de cubrirla bajo cenizas.—¡Supongo que estarás leyendo las noticias, no debe ser raro para ti que tu nombre aparezca en varias portadas, solo que esta vez no es para besarte los pies! —exclama Álvarez, el candidato a gobernador entrando en la oficina con tanta confianza como si fuese la suya propia.—Que inesperada visita, José
Julieta esboza una media sonrisa al sentir el aroma del pollo a la mostaza que tiene al horno, junto con las papas a la provenzal que está preparando para brindarle una cena digna a Timoteo. Sabe que él está acostumbrado a cenar en los mejores restaurantes, pero espera que sea capaz de disfrutar de esa comida a la que ella le ha dedicado tanto empeño. Brindar una buena comida antes de dar una noticia no muy agradable es algo que ha aprendido de su madre, ella siempre ha sostenido que todo suena mucho menos grave cuando se tiene el estomago lleno, y espera que tenga razón.—Aunque ella nunca tuvo que usar esa estrategia para tener que decirle a papá que estaba embarazada de otro hombre —murmura la modelo nerviosamente mientras pica el ajo y el perejil.El sonido del timbre resonando en el apartamento logran que la mujer sienta que su corazón se detenga por un segundo, siente tanto nerviosismo que hasta desea fingir que no se encuentra, dejar eso para otro momento en el que se sienta má
—Así que vas a ser padre, pero no por parte de tu esposa, sino de Julieta, es decir de la mujer a la que verdaderamente amas. Dios mío, amigo, o alguien allí arriba se divierte complicándote o la vida, o simplemente es una señal de que al dar ese Sí en esa boda te equivocaste olímpicamente —exclama Daniel con un tono de voz burlón caminando junto a su amigo por el shopping, en busca de quién sabe qué.—Siempre es todo un gusto ser capaz de robarte sonrisas, lo único que sé es que tengo a Julieta embarazada, una esposa histérica, a los medios que Dios sabe que idioteces van a inventar, y eso que aún mi padre por alguna razón no se ha aparecido con su discurso de cuidar la imagen de la familia —protesta Ariel deteniéndose frente a una tienda de artículos de bebes.—No seas tan aguafiestas, hasta podrías vender tu historia de vida para una telenovela. Pero ya en serio, en parte me alegra que esto haya sucedido, porque quiere decir que Julieta aún seguirá siendo parte de tu vida, y lo seg
—No puedo creer que tu suegro te haya salido con eso, se supone que debería estar de los pelos por el escandalo que esto podría provocar —comenta Stella entrando en la clínica junto a su amiga a pesar de que siempre ha detestado esos lugares.—Ese hombre está obsesionado con la cuestión de su apellido, después de todo esa ha sido una de las razones por la que presionó a Ariel a casarse conmigo, supongo que debería haber previsto que la cuestión de un heredero sería de vital importancia para él. Pero estaba tan enfocada en evitar que ella se atreviese a interferir que ni siquiera lo pensé —confiesa la mujer dirigiéndose hacia el consultorio de la especialista que le dará los resultados de fertilidad.—Sí, aún no puedo creer que la hayas puesto a ella como la madrina de tu boda y no a mí, me sentí muy decepcionada debo decir —protesta la amiga apretando los labios con el enojo que aún le dura, sobre todo con lo mucho que podría haber brillado en ese evento.—Tuve que hacerlo, hay que te