Milyus y Misem prepararon lo necesario para partir lo antes posible. El Príncipe se sentía molesto por la traición de Ebon; sin embargo, Milyus solo sentía culpa, por confiar en aquel hombre. No obstante su objetivo primordial era rescatar a Cadelia y traerla sana y salva.
Franse y Trino daban a los capitanes de brigadas las órdenes para mantener seguro el Castillo, mientras sus líderes y ellos iban a buscar a los curanders y La señorita Cadelia. Finalmente Salieron en sus caballos, hacia las montañas.Mientras, a unas 200 millas del Castillo Dorado; en una cueva oculta de las montañas del norte, en la que se encontraban escondidos el grupo de hechiceros curanders que había atacado el Castillo Dorado, comiendo y riéndose escandalosamente de sus chistes tontos, a uno pocos metros de ellos estaba Cadelia, encerrada en una pesada jaula de hierro. La joven había despertado allí algo aturdida, debido al desmayo que sufrió al ser secuestrada; la chica estaba sentada, con sus piernas flexionadas hacía su pecho, sujetadas con sus brazos y la cabeza posada sobre sus rodillas, trataba de recordar lo que había pasado, frotó sus dedos y sintió en uno de ellos algo diferente, alzó la mano y vio con una sonrisa, la preciosa sortija que Misem le había dado, como símbolo de su compromiso. Recordó aquel maravilloso beso que se habían dado para sellar su amor; pero, luego vino a su mente lo ocurrido después y su sonrisa se desvaneció, no sabía cuál fue la intensión del enemigo al secuestrarla, pero su expresión se había tornado sería y su ceño estaba fruncido.Ebon se acercó a la Jaula, y al sentir sus pasos la chica levantó la cabeza y sin cambiar de expresión lo miro fijo, como si tratará de leer su mente. El malvado hechicero le sostuvo la mirada y notando el desafío en aquella, sonrió formándose en su rostro una mueca chueca e interrumpió el silencio entre ellos diciendo:— Eres muy impetuosa, jovencita; ya comprendo porque el príncipe se enamoró de tí.
—¿Porque me secuestras te Ebon?— interrogó Cadelia con firmeza, sin hacer caso al comentario del curanders.— Creo que es obvio, ¿o no?, fue para atraer a tu querido Misem y a los demás del Castillo Dorado, a nuestro territorio y condenarlos a muerte— respondió el hombre, y recorriendo el cuerpo de la chica con la mirada, una pervertida sonrisa apareció en su rostro y acotó— cuando asesine a Misem te haré mi esposa.— Mi...Misem, no va a mo...rir...el es muy fuerte— respondió Cadelia, algo asustada con la idea de que aquel hombre la quisiera como esposa.— Tendrá que probarlo, niña— respondió con recelo Ebon.Después de un rato los curanders se durmieron. Cadelia miraba esperanzada hacia la oscura entrada de la cueva, y rogaban que llegarán pronto a rescatarla.Iba amaneciendo cuando de repente se escucharon gritos de dolor en la parte baja de la montaña dónde estaba la cueva. Cadelia se había quedado dormida, pero el ruido la asustó y despertó sobresaltada. Tras otra explosión, la chica escucho una voz familiar, que grito: —¡Listo terreno despejado! La joven sonrió; abajo el hechicero Mino sacudía sus manos como si las tuviera sucias y detrás de él una hilera de curanders muy mal heridos y quejumbrosos, iban desmayandose del dolor de sus quemaduras. —¡Muy bien Mino, esos tontos ya nos estaban dando lata!—resonó la voz de Misem. Con la que Cadelia sonrió mucho mas.Las voces despertaron a Ebon quien furioso, miro a la entrada de la cueva y lanzando una mirada furtiva a la sonriente prisionera, le dijo fríamente:—Aún no cantes victoria, niña.El hombre y la chica se miraron por un rato con desafío, y luego el curanders le dió la espalda a la joven y salió de la cueva con el grupo de hechiceros que estaba con él. Solo quedaban cinco curanders, ya que los demás estaban desmayados, derrotados por Mino. Cuando Misem vio que Ebon hizo acto de presencia, su ira se incrementó, sin dejar de ver a su enemigo preguntó:—¿Dónde está Cadelia?—Esto es tan tierno, el joven príncipe viene a rescatar su...vulgar pueblerina, jajajajaja—respondio con sarcasmo y desprecio Ebon— tu noviecita, está en la cueva pero no la podrás ver a menos que nos derroten.Detrás de Ebon, aparecieron cuatro hechiceros curanders más, los dos de la izquierda eran corpulentos, mientras que los de la derecha, tenía una contextura más delgada, parecida a la de Ebon. Para suerte de todos, sería un combate equilibrado, ya que Misem estaba acompañado por su padre, Mino, Trino y Fransé. El Príncipe ordenó a su padre y a los otros: —Vayan por los otros curanders, yo me enfrentaré con Ebon.—¿Estás seguro hijo?— preguntó preocupado Milyus.—Si, padre— contestó firmemente Misem.—Muy bien mi muchacho, pero no olvides que es un hechicero y un traidor.—No lo olvidaré, y ustedes tampoco lo haganMilyus solo asintió y todos estaban frente a sus oponentes. El curanders y el príncipe, se miraban con mucho odio y el hechicero hablo primero: —No cree alteza que arriesga demasiado por una pueblerina insignificante.—No, Ebon Cadelia no es y nunca ha Sido una pueblerina insignificante, ella es la mujer que amo y a la que he elegido como mi reina y esposa; por eso estoy dispuesto hasta morir por ella si es necesario.—Jajajaja, que estupidez, arriesgar la vida por una niñita— se burló Ebon, y añadió— sin embargo, si morir es lo que desea pues se lo cumplire— y grito—¡Tormenta eléctrica!.—Misem esquivo rápidamente el ataque y su espada, le sirvió de escudo, debido a que Mino la había fortalecido con un hechizo, y está logró adsorver el poder. Ebon al darse cuenta, saco su espada y comenzó su combate.Entre tanto, Mino ya había derrotado al curanders que le había tocado con mucha rapidez, y se encontraba ayudando a Trino y Fransé con los suyos. Al rey le había tocado pelear con un curanders al que conocía muy bien, ya que este había asesinado a su esposa y era la mano derecha del líder del grupo y se había apartado de los demás.Cuando Mino, Trino y Fransé vencieron a sus oponentes. El capitán y el General fueron a buscar al Príncipe y Mino fue por el Rey. Misem tenía serías y muy profundas heridas en su cuerpo, pero el hechicero estaba peor; sin embargo ni Fransé ni Trino, tuvieron que intervenir, ya que al esquivar el último ataque del hechicero, el Príncipe clavó su espada en el pecho de su oponente, en una estocada defensiva. Misem se dió cuenta como la vida se escapaba de los fríos ojos de aquel hombre. Y sacando su espada antes de que aquel hombre se desplomara por completo y soportando el dolor de sus heridas, le dijo:—Los traidores, nunca sobreviviente.Aque cuerpo hizo un ruido seco al desplomarse por completo en el suelo como un saco de arena, a los pies de los tres jóvenes. Misem ya no aguanto más y las piernas le comenzaron a temblar, para no caerse enterró su espada y se sostuvo en ella como si de un bastón se tratara. Fransé lo vio y asustado grito: — ¡Majestad!, ¿Se encuentra bien?— Me parece general que estado mejor— bromeó al contestar Misem— descuide estaré bien, usted vaya por Cadelia— le ordenó el principe.— con su perdón majestad, pero usted es ahora mi prioridad— contestó Fransé ayudando a Misem a apoyar su brazo en su cuello.—Es cierto no se preocupen, yo iré por la joven Cadelia— intervino Trino.—Perfecto capitán, vaya— ordenaron a la vez Misem y Fransé.Trino se alejó de ellos y subió la montaña por una vereda enpinada, mientras Fransé ayudaba a Misem a sentarse y recostarse de un árbol. Dentro de la cueva una asustada Cadelia, aguardaba a escuchar algo de lo que ocurría en el exterior. Arrodillada con las manos juntas la joven oraba por algún sonido familiar y de pronto una voz gruesa que la llamó la hizo pararse y mirar hacia la entrada de la cueva,se asustó al ver una silueta que se movía hacia ella, con voz temblorosa y esperanzada preguntó:— ¿Misem?¿E..eres...Tú?— No, pero tampoco soy un curanders señorita Cadelia— hablo otra vez la voz gruesa de Trino.— ¡Capitán!— me da tanto gusto que estén bien— Exclamó Cadelia aliviada.El Joven Capitán Levanto la pesada jaula, sin dificultad, y la chica logró salir de su encierro, Trino soltó la reja y está cayó estrepitosamente en el suelo y luego mirando a Cadelia pregunto: —¿Le hicieron algún daño señorita? —No, capitan, me encuentro en perfectas condiciones—contestó la chica, sonrió, dió la vuelta, más antes de avanzar a la salida recordó algo volteo a ver a Trino y Preguntó—Señor, ¿dónde está Misem?—Descuide señorita Cadelia, el príncipe se encuentra afuera— le Sonrió el Joven Capitán.La joven volvió a sonríe y se dirigió a la entrada de la cueva seguida del capitán. La chica tapo su vista pues la luz del exterior le pego demasiado en los ojos, ya que el sol estaba saliendo con rayos de luz potentes.Cuando bajaron del peñasco se encontraron con Fransé y Misem, este último aún pasando el dolor de sus profundas heridas, ambos bajo la sombra de un frodoso árbol.Trino se percató, de que ni Mino ni el Rey habían Llegado, y al llegar junto al príncipe y el General y les preguntó:—¿El hechicero y el rey no llegan, aún?—No y estamos un poco preocupados— dijo Fransé.—Deberíamos ir a buscarlos, claro si el príncipe se siente mejor— Añadió Trino mirando a Misem, quien estaba con los ojos cerrados.—Si, yo también me encuentro preocupada, espero estén bien— intervino Cadelia, luego se acercó con suavidad a Misem, se puso cara a cara con el e interrogó con un suave susurro— ¿Cómo te encuentras, mi querido Misem?—Ya esto bastante mejor
La noche los cubrió con su oscuro manto y ya avanzada aquella penumbra, los chicos divisaron el pueblo, ligeramente iluminado, con la tenue luz gris de la luna que finalmente vieron ante ellos, y desde la mitad del camino Notaron que el Castillo Dorado.Cadelia se detuvo en su casa, la unica con una luz encendida, pues dentro de esta sus padres esperaban su regreso. cuando la chica toco la puerta, la pareja dio un salto y su padre fue quien abrió, al ver a su hija parada en el umbral se perdieron en un abrazo. Una vez dentro de la casa y todos sentados, su padre le Preguntó:—Hija, ¿te encuentras bien? ¿te hicieron daño?—Estoy bien papá—contesto con voz ronca y baja la joven, sin mirar a su padre.—Te ves triste, mi niña ¿Que sucedió?— pregunto su mamá, quien se habia acercado a ella.La muchacha levantó la cara y al encontrarse con el rostro de su madre y sus ojos tiernos que la miraban, sus labios temblaron y antes de poder decir alg
El Hechicero había montado en su caballo, y anduvo con lentitud a través del pueblo, y notó que ya algunos negocios y casas tenían colgados en la puerta un liston negro, obedeciendo el luto, el hechicero se entristeció, al recordar que el bodadoso rey,. que lo había ayudado cuando el se encontraba desahuciado ya no estaba. Al salir del pueblo, vio a unas pocas millas el caballo de Misem e hizo que el suyo apurara el trote para alcanzarlo.El principe ya iba a medio camino de la colina que subía al Castillo cuando el sonido de los cascos de un caballo cercano a el lo hizo detener su andar. Cuando el animal llegó junto a él y su jinete bajó, el chico preguntó:—¿Tuviste suerte con Elena?—¡Eh!, bueno hablamos— contestó Mino nervioso e iniciaron su caminata nuevamente— me invitó...—negó con la cabeza y volvió a decir—Nos invitó, a una reunión de amigos, me dijo que sería en dos días y...—No amigo, no tengo humor para reuniones.—Cadelia también irá—anunció Mino, e
Dos años pasaron pronto, el hechicero Mino quien ya tenía 21 años, habia fortalecido su poder y estaba mas lleno de conocimiento, su relación con Elena quien ya tenía 18 años, iba muy bien.Misem y Cadelia tambien tenia una sólida relación y no habían tenido mas desacuerdos en todo ese tiempo.Incluso el Capitan Trino y el General Fransé teniendo ambos 24 alos de edad, tenian prosperidad en su matrimonio aunque ninguno aún había podido tener hijos.tanto en el pueblo como en el Castillo, se preparaban para celebraciones importantes, el cumpleaños 18 de Misem y el mas grande de todos la coronación.Para el cumpleaños del principe se prepararía un gran banquete, donde también se anunciaría formalmente el compromiso de Misem y Cadelia.Luego de la celebración del cumpleaños del principe, la tensión cr
Cuando comenzó el año 1414, el rey Misem, habia ejercido un satisfactorio mandatos hasta los momentos. Además su relación con Cadelia; su prometida y futura reina y, con la que esperaba poder casarse pronto, iba perfecta. Mino y Elena se habían comprometido en las pasadas navidades. El hechicero fue bien recibido, por los padres de su ahora prometida y próximamente esposa, quien estaba muy emocionada. Ambos jovenes deseaban celebrar su matrimonio aquel año y todo el tiempo libre que tenìan lo usaban para la planificaciòn de la ceremonia. Habìan pasado 4 años desde el último ataque de los curanders, y desde la muerte del rey Milyus; el rey Misem no permitiría ningun otro ataque sorpresa que pusiera en riesgo la vida de nadie y, Aunque la paz se mantenía, en los alrededores del castillo y sus pueblos y aldea
Al separarse, ambos se miraron, Elena acariciando las mejillas de su prometido; quien le sostuvo su mano, la cual ya estaba fría, con las últimas fuerzas que le quedaban le expresó:—Mino, te...amaré...toda la eterni...dad...Tras las ultima palabra, la Luz de sus ojos se apagó, dejandolos sin brillo, y el hechicero, abrazando el cuerpo de su amada entre lagrimas de tristeza le dijo:—Serás mi amor eteno, mi querida Elena.Y el llanto surgió por completo, Mino se sentía triste, impotente, deshauciado, y todo eso comenzó a aflorar su ira contra los responsables de todos sus sufrimientos: «Los hechiceros Curanders». Ellos habían sido los responsables de la muerte de sus padres y su hermana, del Rey Milyus y ahora habían asesinado a sangre fría a su amada, Mino ya estaba harto de sufrir sin hacer nada contra las personas que le habían causado daño, se levanto dejando el cuerpo de Elena en el suelo con cuidado y sintió
El general y el capitán cavaron tumbas suficientemente profundas, para dar la merecida sepultura a todos los caidos en batalla. Misem y Mino llevaban los cuerpos, colocándolos con cuidado en cada hueco.Mino creaba lápidas con su magia y en cada una colocaba una pequeña leyenda, sobre todo de sus amigos caídos. Al enterrar a Elena junto a sus padres, el hechicero coloco una lápida de tamaño medio y con flores talladas y la inscripción rezaba: "HIJA EJEMPLAR, AMIGA EXCELENTE Y MUJER MARAVILLOSA.Cuando terminaron de enterrar a los caídos, incluso a los curanders, aunque a estos los colocaron más alejados, se encaminaron al castillo y el Rey se dió cuenta que medio pueblo fué destruído y se había convertido en un cementerio.Cada uno caminó en silencio, sumergidos en sus pensamientos, todos se sentían muy triste, por las perdidas de sus amigos y gente de
Durante aquellos tres años, no habìa aparecido ningun enemigo, luego de la derrota de los curanders, aunque de estos aun existía un grupo que se mantenía oculto. El rey Misem finalizó alianzas y convenios con los demás reinos, sobre todo con el castillo de plata que era el más cercano, y cuyo líder le tenía un afecto paternal a Misem.Al cementerio del pueblo, creado en la ùltima batalla contra el clan curanders, se le había contruido un muro, que lo separara de las reconstruidas casa de las familias que aún quedaban en el mismo.Mino, ya había cumplido sus 23 años, su cuerpo volvió a ser el mismo y aunque todavía le dolía recordar a Elena, trataba de recordar los mejores momentos con ella. El hechicero, seguía entrenando y preparaba pociones curativas, ya que al encontrarse en paz todo aquel territorio, solo usaba su