Vamos a intentar cambiar mi mente.Leah.Tenía miedo de todo, porque me sentía tan abrumada, tenía tanto miedo de arruinar las cosas, pero lo peor de esto es que todo ya estaba completamente arruinado y no podía hacer nada para poder cambiarlo. ¿Exactamente cuál era mi situación ahora?En estos momentos siento un gran dolor en mi pecho y como el mundo que tenía construido junto a Jay, se me va de las manos al verlo siendo asesinado por Charlotte.Ya no tengo fuerzas para seguir peleando, simplemente tengo miedo de salir lastimada. Jay pudo haber sido la peor persona y pueden decir lo que quieran, pero conmigo no lo fue. Para mí, es el mejor primo que me pudo tocar y un primo ejemplar, pero no puedo aceptar que siendo tan bueno conmigo, ahora es merecedor de ser un esclavo sexual.Bien, puede que no sea un problema para Jay porque ama a Charlotte, pero nadie es capaz de amar toda la vida. Jay podía elegir a la mujer que quisiera y no verse envuelto en una muerte innecesaria.El amor s
Ella era mi universo...Ares.Me sentía vivo, me sentía feliz de poder estar tomando los besos de la mujer que tanto había anhelado durante mucho tiempo. No tengo palabras para definir cómo me siento en estos momentos, pero la realización llegó a mí después de tanto verla sufrir.Estaba simplemente que no cabía de la alegría y juro por la diosa Luna que Surt estaba completamente conectado a nosotros.Sus labios transmitían todo lo que con palabras no se podía decir.La tenía en mis brazos por fin, completamente mía. Mi amada luna estaba en mi regazo mientras nos besabamos y nos llenamos del amor que nos costó tanto admitir. Un amor que no tuvo los mejores inicios, pero tendrá un hermoso final.No, nosotros no tendremos final.—Leah... —susurraba en su boca, nuestra respiración era agitada y su lengua jugaba con la mía.Surt estaba drogado con emoción y moría por salir para besar su marca. Tanto él como yo, deseábamos hacerla nuestra y reclamarla por todo su cuerpo. Quería dejar mis hu
Ares.Ella era la mujer más increíble y fuerte que he podido conocer. Estaba completamente enamorado de ella. Su presencia lo era todo para mí, su rostro transmitía paz, serenidad y un sin fin de sentimientos en mí. Ella era mi todo y quería transmitirle una cuarta parte de lo que Leah despertaba en mi lobo como en mí. Tenerla a mi lado y con ese aroma tan embriagante, era todo lo que necesitaba.Leah se había convertido en mi hogar. Un hogar que quiero compartir junto a Valentina. No esperaba que ella fuera una madrastra para mi hija, pero si una amiga, en la que ambas puedan confiar la una con la otra.Mis dos personas importantes en este mundo, se habían aceptado y mi vida no podía ser más perfecta para mí.—Si te acuso de mirón, creo que ganaré la demanda —dice ronca.Sonrío al escucharla hablar. Era tan sexy con esa voz.—Soy un tipo importante. Pagaría la multa y lo volvería a hacer —ella abre sus hermosos ojos y me mira con una pizca de diversión.—Para ser tonto se nace… —me a
Ares.Realmente la estábamos pasando bien, desayunamos en armonía después de que Aaron y Leah hablaron por un largo rato. Debo decir que ella cambió su actitud después de esa charla, estuvo ausente al principio y puedo decir con total seguridad, que estaba asustada. Pero así era ella, asustadiza y a la vez muy valiente. Enfrentaba hasta lo imposible y a pesar de las cicatrices que son parte de su vida, ella sale adelante con una buena actitud.—Entonces, ¿eso quiere decir que ustedes ya están juntos? —mi hija empieza a aplaudir con emoción—. ¡Al fin voy a tener una hermosa madre para presumir!—Daña a mi prima y te la verás conmigo, perro sarnoso —esta vez era Jay, quien hablaba.Leah se empieza a reír, haciendo que me sienta dichoso por tenerla en mi vida.Es más hermosa cuando sonríe, que cuando tiene esa cara de preocupación.La quiero libre de todo mal.—Ares no me ha dicho nada sobre nosotros. Así que no somos novios ni estamos saliendo —alzo una ceja y la miro con seriedad.—Pen
Leah.Estaba segura de muchas cosas y una de ellas era querer una relación con Ares, pero no tenía idea de los problemas que tenían ellos como manada. Era extraño decir eso… manada o lobo, pero eso era Ares. Un hombre musculoso, de aspecto animal con un gran secreto.Era el alfa de la manada más poderosa del país. No sé si de Europa, pero igual de importante que la de su hermano menor y también, el hombre del que estaba enamorada.Soy una mujer activa y alegre, que ama bailar, por un accidente hace unos años, me lastimé un tendón y lamentablemente, no podré hacerlo más. Aunque no cumplí las órdenes del médico, mi última presentación será mi despedida. El doctor me dijo que era mejor retirarse ahora, que puedo caminar.Me enamoré como una tonta, me encanté como una boba por un hombre que una noche dijo que me amaba y en la mañana siguiente pensé que me olvidaría. Tenía miedo de aceptarlo todo de él, pero solo mirarlo a los ojos, era suficiente para mí y fue ahí que me di cuenta de lo m
Leah.Sabes que estás enamorada cuando así sean diez minutos de su tiempo que te dedica, eres feliz. Si le escribes y te ignora todo el día por el trabajo, pero habla contigo antes de que duermas, para que sepas que no estás sola. Cuando hasta el más mínimo detalle te hace sonreír y tener un mejor día. Cuando dejas en evidencia tus sentimientos y crees que los ocultas, cuando lloras por lo más mínimo, pero él te consuela y te hace sentir mejor.Simplemente estás enamorada…Te ilusionas y esperas las mil y un señales de que él sentirá lo mismo. Aunque el amor sea mutuo, siempre buscas más, pero nada de esto tiene sentido si no es recíproco. Si los dos no pierden la dignidad por amor, entonces, no vale la pena y en caso de que no funcione, la caída será fuerte y dolorosa, pero que no te quede la menor duda de que todo lo que hiciste, en algún momento te lo compensará la vida y serás feliz porque te lo mereces.—Pero no sé si ese será mi caso —digo a la nada, Jay se voltea a verme y se e
Manada Diamond.Ares.Me sentía tan cabreado por todo lo que estaba sucediendo. Leah se había ido sin mí nuevamente y eso me hacía sentir como un perro sin dueño. Estaba necesitado de ella, quería respirar su mismo aire, quería estar con ella en la misma casa y poder tenerla en donde yo pudiera verla.Ese demonio miserable se la llevó de mi lado.Estoy encerrado en mi propia casa por mi hija y esa niña es otra rebelde que no respeta a su alfa y mucho menos a su padre.¿Qué demonios le pasa al mundo? ¿Acaso debo cazarlos a todos para hacer valer mi jodida ley y demostrar que no soy Velkan?Tiro todo lo que tenía en mi escritorio, frustrado por las actitudes de todos en casa.¿No se dan cuenta del peligro que es Daniels?—Alfa, es hora de su comida, por favor, no deje de alimentarse —uno de mis chicos entra a la habitación, le doy un empujón lanzándolo al suelo y salgo de mi cárcel—. ¡El alfa está escapando! ¡Llamen a la señorita Mara y avísenle lo que sucede!—¡Me ponen una mano encima
Ares.Daniels se había cabreado porque decidí no tratar mis heridas, le dije que sanarían solas y que necesitaba pensar la situación con Valentina. No estoy huyendo en decirle la verdad a Leah, solo que mis pensamientos sobre muchas cosas, están revoloteando por toda mi mente.Le pedí a Mara que se encargara de mi hija y que me trajera a Leah. También le pedí que no permitiera que nadie pase por este pasillo hasta que yo diera la orden. Necesito privacidad y hablar con ella, por eso tomé la decisión de hacerlo en la antigua habitación de Valentina.Veo entrar a mi bonita, pero frágil Luna.Estaba enojada, pero decidió que primero debía tomar una ducha, antes de que ella pudiera tocarme.—No me dejaste ayudar con Valentina. ¿Qué te costaba esperar unas horas hasta dejarla bien? —me reclamó.—Ella tiene a la manada completa para tratarla si así lo desea —la miro obvio—. En cambio, yo te necesito a ti nada más, Leah.Se cruza de brazos después de cerrar la puerta y apoyarse en la pared.