Capítulo 17
En realidad, no tenía la confianza en que Hans no la devolviera a las manos de César.

Acababa de golpear la cabeza de César con el cenicero y no podía ni imaginar qué le pasaría si él la atrapaba de nuevo... César era conocido por ser vengativo…

Su vestido quedó hecho jirones, dejando al descubierto parte de su hombro y clavícula blancos y hermosos. Se acercó al regazo de Hans, rodeando su cuello con brazos ardientes y besándolo con pasión y esfuerzo.

Hans agarró su muñeca, intentando a apartarla. Pero escuchó la voz débil y temblorosa de la chica:

—Hans, no me dejes…

Una lágrima cayó sobre los labios de Hans, y pudo saborear su salinidad. Después de presenciar el sufrimiento de Dafne, creía que debería sentir satisfacción y alegría por la venganza. Sin embargo, la salinidad de la lágrima se convirtió en amargura en su corazón…

¡Dong, dong, dong!

Alguien estaba golpeando la ventana.

Darío frunció el ceño y respondió fríamente:

—¿Te atreves a molestar al señor Rivera?

—Señor, lo siento
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo