—¿Eso es lo que tienes en la cabeza?—¿Qué hiciste con todas ellas? —Pregunta seriamente.—¿De verdad quieres hablar sobre eso?, no he subido hasta aquí para hablar de lo que hago y de lo que no.—¿Y para que has subido?—Esa pregunta me resulta mucho más interesante que las demás.En eso Casey observa esa sonrisa peligrosa hacerse paso en los labios de Cauther, espetó para sus adentros, pero sin intentar liberarse de los brazos de Cauther.En una fracción de segundos, Cauther la tomó por las nalgas para subírsela a su cintura y con dos largos pasos ambos estaban sobre la cama, uno encima del otro. Con facilidad el CEO se metió entre sus muslos y rápidamente se apodero de sus carnosos labios, introduciendo la lengua en su interior.Al principio, la pelinegra protesto, pero sus emociones la traicionaron por completo, ya que unos minutos después enrollo sus brazos alrededor del cuello de Cauther, y con sus piernas sujeto aquel enorme cuerpo. Pero al hace
Pensó que cerraría los ojos por un momento, pero resulto que no se había percatado de lo cansado que se encontraba su cuerpo. Y después de que Casey lo dejara con una enorme erección, más agotamiento sentía. El sentir la suavidad del sofá, Cauther poco a poco fue cayendo rendido en un profundo sueño. La copa que sostenía cayó libremente en el suelo, derramando el líquido rojizo sobre la alfombra.Su cuerpo se relajó a tal extremo que no escuchaba nada más que el palpitar de su corazón… y entonces, se quedó completamente dormido.Con cautela, a esas horas de la noche, Casey bajaba las escaleras a oscuras. Aquella casa por las noches era fría y tenebrosa. Y de paso bastante solitaria. Aun así, continuo bajando los peldaños. Después de revisar todo el piso de arriba, no encontró a Cauther por ningún lado y asumió que estaría en la parte de abajo, en algún tipo de despacho. De pronto a lo lejos la pelinegra, observó el fuego de la chimenea extinguirse. Pensó que era muy peligroso dejarla
No tenía idea de la hora que era, ni de mucho de cuanto faltaba para el amanecer. Pero de lo que si estaba segura era de que, mierda, necesitaba que Cauther no se detuviera jamás. Las hormonas de su cuerpo habían tomado todo el control, ya no tenía excusas para librarse de sus manos. Pero entonces, ¿y todo lo que le había dicho? Únicamente había bajado para pedirle disculpas por sus horribles palabras, pero hizo todo lo contrario a eso.Y allí estaba, con unas terribles ganas de que el amigo de su padre le hiciera el amor hasta el cansancio…—Cauther —Susurra contra su boca —. ¿Porque? Yo… ¿Qué estamos haciendo?, ¡Ahhh! —Jadea en cuanto el CEO jala su labio inferior.—Si quieres que me detenga, lo haré Casey —Acuna sus mejillas para hacerla mirarlo.¿Eso quería?, la pelinegra observa aquellos penetrantes y cautivadores ojos azules que la miraban como si fuera la mujer más hermosa del mundo. Demonios, ¿Qué debía hacer? Tenía que dar una pronta respuesta, no podía quedarse mirando como
Cauther miró a Casey detalladamente, estaba bañada en sudor y con esas mejillas tan rojas como un tomate. Lo único que le provocaba era seguir dentro de ella para volver hacerle el amor. Pero como era su primera vez, no debía abusar, de todas formas iba a tener muchas otras noches como esas.—¿Estás bien? —Le pregunta incorporándose para quedar de rodillas sobre el sofá —. ¿Te he hecho daño?—No —Responde con un hilo de voz —. Estoy bien —Añade respirando con dificultad.—¿Segura? —Le tiende la mano para ayudarla a sentarse.—Si —Insiste, pero sin siquiera mirarlo la cara.—¿Y porque no me has mirado una sola vez?—Yo… —Dice, luego de tomar la camisa de Cauther para cubrir su desnudez.La pelinegra no tenía idea que decirle, la vergüenza que sentía le impedía si quiera mirarlo a la cara. Y sabía que él la estaba observando con detenimiento. Lo que habían hecho era una locura, pero ya no podía dar marcha atrás, se entregó al hombre que la compro, al amigo de su padre y en un futuro pró
En un ágil movimiento, envolvió el cuerpo de la pelinegra entre sus brazos…—¿Qué estás haciendo? —Protesta retorciéndose entre sus brazos.—Pienso darte un pequeño castigo por hablar de más…—¡¿Qué?! Que ni se te ocurra…Pero nada de lo que dijera haría cambiar de parecer a Cauther, quien la elevo un poco del suelo y con ella entre sus músculos brazos la subió por las escaleras como si Casey no pesara absolutamente nada.—Suéltame, ¿estás loco?, como se te ocurre tratarme de esta manera tan bruta.—Guarda silencio —ordena.Mientras subían los peldaños, el corazón de Casey latía a millón. No tenía idea de lo que pensaban hacer con ella, pero si venia de ese hombre nada bueno podía ser. Mientras más cerca estaban de la planta de arriba, aumentaba el miedo que yacía en su estómago.—Es increíble que mi padre quiera que me case contigo, estás loco, Cauther. Suéltame de una vez por todas —Se estremece con fuerza.A cambio recibe un apretón de brazos, y silencio por parte de ese hombre… en
—Yo solo quiero que me sueltes.—Por supuesto que te voy a soltar, pero hasta que me digas lo que quiero escuchar Casey Monroe.De forma posesiva y muy lentamente Cauther se sube a Casey a su regazo, con un poco de incomodidad la sostuvo mientras que ella seguía atada a la cama. Presiono su ingle contra el sexo de ella haciéndole sentir la cruel dureza que yacía bajó sus pantalones. Inmediatamente, introduce ambas manos por debajo de su blusa y con unos habilidosos dedos suelta los broches de su brasier.—Cauther, no —Gime al sentirse liberada de la aprenda.—Dime que este castigo te gusta más…—Estás loco —Entre abre los labios en cuanto él corona sus senos y los aprieta suavemente.—Vamos, sé que quieres confesarlo —Añade subiendo un poco la blusa para darle la libertad de tomar uno de sus senos y llevárselo a la boca.—¡Aaaaahhh! —Hace amago de arquearse, pero no lo consigue por las estúpidas esposas.—Dímelo —Exige el CEO tomando el otro seno.—Sí, con un demonio sí.En eso, las e
En ese momento, Cauther lleva la vista hacia el salón donde estaba los Monroe reunidos. Únicamente observa a Casey, y escucha detenidamente en la forma tan despectiva en la que se refiere a él, No obstante, seguía rehusándose a casarse con él. Esperaba que el padre la hiciera entrar en razón.—Hija, por favor. Necesito que te calmes.—¿Calmarme? Pero como me pides una cosa así, cuando fui secuestrada, casi violada y de paso me compra nada más y nada menos que tu socio, ¡Tu mejor amigo, padre! Cauther es un delincuente, un mafioso traficante de inocentes muchachas que son secuestradas y vendidas cada noche por un bruto animal —Espeta furiosa.—Casey, te pido que te tranquilices. Recuerda en que casa nos encontramos.—No me importa si ese hombre me escucha, no voy a tolerar todo esto. ¿Por qué tienes este trato de sociedad con ese sujeto? Es un peligro padre, es un mafioso, no sabes lo que le hacen a esas chicas en ese lugar. Y él me compro, y
—Casey, por favor, necesito que me escuches con atención.—No lo estás negando, eso quiere decir que es cierto —Ella retrocede un paso.—Déjame hablar —Demanda el viejo irritado —. Quiero que te sientes y me escuches, después de que te cuente todo, tú podrás elegir qué es lo que quieres hacer.La pelinegra pestañea reiteradas veces, sentía unas fuertes ganas de salir corriendo y alejarse de su padre. Pero por otro lado, deseaba escuchar lo que tuviese que decirle. Era su padre, no podría hacerle ningún daño. No obstante, no debía olvidar que existía la posibilidad de que Rafael también hiciera lo mismo que Cauther.Se preguntó, si esa sería la razón por la que su papá nunca más volvió a salir con una mujer. Se acostaba con las chicas del club, o peor aún, ¡mierda! Los engranajes de su cerebro empezaron a trabajar de manera alocada. ¿Cauther compraba las chicas del club para su padre? ¿Eso era lo que estaba pasando?La cosa era peor de lo que ella pensaba, como no se había dado cuenta